Los límites de la disciplina

18 de Septiembre de 2016
Kids Health

Si quiere que la reprensión tenga un buen efecto en su hijo, enfóquese en rectificar el mal comportamiento, no en descalificar al niño, y aproveche una herramienta muy útil: las consecuencias.

“Mientras más seriamente les hablo a mis hijos –por ejemplo, después de que han cruzado la calle sin mirar–, más asustados se sienten. ¿Cómo asegurarme de que entiendan la seriedad de ciertas situaciones sin hacerlos sentir peor?”, pregunta Zoe, una madre.

“A tiempos desesperados, medidas desesperadas”. Cuando la seguridad de su hijo está en riesgo, sea que haya cruzado la calle corriendo o se haya acercado demasiado al fuego o haya caminado hasta el borde de la piscina de los adultos, gritar es una respuesta perfectamente normal y necesaria. En ese momento, usted haría cualquier cosa que le fuera posible para llamar la atención de su hijo.

Después de un episodio como este, es natural que los niños lloren y que usted sienta deseos de disculparse. Pero la verdad es que sus hijos muy probablemente estarán llorando en respuesta al miedo y la urgencia en la voz de alarma, no porque usted haya sido demasiado severo.

Está bien consolarlos sin disculparse. Abrácelos y dígales: “Sé que estás asustado. Pero lo que hiciste fue peligroso. Nunca más hagas eso”.

Castigar a los niños luego de un evento parecido no es necesario, ya que probablemente habrán aprendido esa lección.

Solo en emergencias

Hay ocasiones en las que ser demasiado estricto y gritar por ofensas menores puede dispararse en contra de los padres. Los niños pueden volverse inmunes dejar de tomarlos en serio.

Si está incurriendo en este hábito, respire profundamente antes de responder y pregúntese: ¿Estoy sobreactuando? Si es así, aléjese un rato y regrese cuando haya recuperado el control.

En general, es mejor hablar en voz baja y firme y enfocarse en la conducta problemática, no en el niño. También ayuda hacer uso de las consecuencias. Si su niña tira un juguete, tendrá que pedirle que lo recoja ella misma. Si le ha quitado algo a un hermano, pídale que lo devuelva de buena manera. Si no obedece, un castigo del tipo ‘tiempo fuera’ de acuerdo con la edad o retiro de un privilegio deberían aplicarse.

La consistencia es la clave de la disciplina efectiva, y al ceder a las lágrimas del niño puede, sin que usted se dé cuenta, estar reforzando comportamientos negativos. (F)

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