Experiencias de un vacacional

12 de Abril de 2015
Liliana Anchundia

Con el juego como herramienta pedagógica para la alegría se logra participación y desarrollar destrezas.

El periodo de los cursos vacacionales transcurre de manera breve, en la mayoría de los casos constituye gratas experiencias para los participantes y para los padres que acuden a la presentación de su hijo o hija en la clausura.

“¡No sé cómo lograron que mi hijo actuara!”, “Estoy feliz de haber visto a mi hijo cantar, actuar y bailar; gracias”, “Nunca imaginé que mi hija formara parte de un coro cantando esas canciones tan lindas. Yo pensé que solo le gustaba esa música moderna”, son algunas de las frases que cita Patricia Ubillús, coordinadora del vacacional de la Fundación EL UNIVERSO, de entre las expresiones escuchadas al finalizar la obra en la que participaron 53 jóvenes de entre 11 y 16 años.

Los chicos prescindieron de celulares e internet. “Se buscaba que la conexión se diera con ellos mismos, con lo que estaban experimentando en sus cuerpos y voces, con lo que estaban creando sin la ayuda de ninguna tecnología”, refiere el pedagogo teatral Augusto Enríquez, quien dirige la agrupación Kurombos.

Destaca que, desde el teatro, el mayor logro de cada niño fue el reconocerse como una persona creativa, original, sensible y capaz de manifestarse de manera espontánea y crítica. En cuanto al conjunto, se logró dejar a un lado el individualismo para ser parte de un grupo de trabajo y descubrir que compartir ideas, juegos y momentos emocionales es importante para la aceptación e integración con los demás. Esto, dice, se evidenció en la clausura del vacacional cuando se proyectaron fotos de los diferentes momentos del proceso creativo de cada integrante; el aplauso y los comentarios efusivos de los compañeros era unánime.

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Hubo participantes con capacidades diferentes, quienes respondieron con su plena integración, e incluso obtuvieron roles destacados.

El bailarín, coreógrafo y maestro de Danza Luis Daniel Vera Zambrano les enseñó que todos podemos bailar y expresar nuestros sentimientos por medio de la danza. Para él, dice, fue muy gratificante escuchar los aplausos del público y recibir los abrazos de los chicos al momento de terminar su baile preguntándole: “¡¿Cómo lo hicimos?!”, pues eso le deja saber cuánto les importó lo que se realizó durante el mes de trabajo.

A diferencia de vacacionales en que el chico elige el área artística de su gusto, en esta ocasión debieron desarrollar personajes en teatro, manejar coreografías en baile y acoplar voces en coro.

Al final, intercambiaron sus números de celulares, sus cuentas de Facebook o sus correos electrónicos. (F)

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