Comer en familia contra la obesidad

18 de Marzo de 2018

En el mundo, 10% de los niños de 4 a 9 años están por sobre el peso saludable. En Ecuador es del 29,9%.

Adapte el tamaño de los platos de los niños.

Los países latinoamericanos viven una transición nutricional. Hace 30 años, el gran reto era la desnutrición infantil. Ahora, en todos los países y en todos los grupos socioeconómicos, hay más niños por encima del peso saludable que niños desnutridos.

Esto se debe, dice el pediatra y nutriólogo Nataniel Viuniski, a tres factores: sedentarismo, error nutricional y estrés.

1. Sedentarismo. Los niños no pueden jugar fuera de casa. “Cuando voy a las escuelas y les pregunto si están jugando a la pelota, dicen: ¡Sí! Tengo un juego en la computadora”. La violencia y el tránsito han tomado los espacios en los que los niños jugaban.

2. Error nutricional. La comida ha pasado de ser casera y tradicional a ser ultraprocesada, pues los padres trabajan fuera.

3. Estrés. En los sectores más desprovistos de la población, donde se combinan alcoholismo, desempleo e inseguridad, aumenta el nivel de ansiedad y de obesidad. En familias con mayor ingreso, la agenda es el problema. “Los niños son miniejecutivos: tienen días copados en entornos altamente competitivos”.

Efectos tempranos

Las complicaciones de obesidad en los niños empiezan antes del nacimiento. Si es muy grande para la edad gestacional, tendrá mayor riesgo en el parto. En el primer año de vida, tardará más en empezar a caminar. En la infancia habrá complicaciones ortopédicas y respiratorias, más problemas de hígado y la resistencia a la insulina.

Pero tal vez la mayor causa de sufrimiento de un niño con sobrepeso sea emocional, dice Viuniski, excoordinador del Programa Escuela Saludable, en Brasil. “Vive una época en que está cristalizando su personalidad, y cuando sea adulto, aunque llegue al peso sano, llevará complicaciones emocionales, baja autoestima, mala esquematización de la imagen corporal”.

Plan para la familia

Un niño que tiene exceso de peso a los 2 años, tiene 10% de probabilidades de ser un adulto obeso. Si la familia no logra cambiar esto hasta los 10 años, esas probabilidades aumentan a un 50%. Y de permanecer esta condición hasta los 14 años, llegará al 80%, según Viuniski, quien es también parte del Consejo Consultor de Herbalife.

Los niños prestan mucha más atención a lo que los adultos hacen que a lo que dicen. Si los padres y abuelos quieren cambiar el estilo de vida del pequeño, tienen que mirar su propia forma de vivir y también su actitud frente a la información. “Cuanto mayor sea la escolaridad y la capacidad de información de las familias, más bajos son los niveles de obesidad”.

El acompañamiento y cambio de toda la familia es el factor más claro para saber si hay un buen pronóstico para el niño con sobrepeso. “Todos los que comparten el refrigerador con él tienen que ser parte del programa”. Sin olvidar a los abuelos, los hermanos, la nana, los que trabajan en la casa”. Si el niño no puede ir a comer hamburguesas al mall, la familia tampoco.

Considere la agenda familiar, que empieza pero no se limita a la manera en que se preparan los alimentos (o se los adquiere preparados). “Cuando la familia come unida, cuidan unos de otros”, recuerda Viuniski. Cuando el niño come solo, se enfrenta a un factor grave de obesidad, y más si está frente a una pantalla o escuchando música, pues estará tan distraído que no sentirá saciedad y seguirá comiendo. Enséñeles a prestar atención a su plato y no comer por reflejo. Esto incluye que alguien en la familia pueda hacer una reflexión antes de la comida y que haya conversación durante y después de ella.

Desde la escuela

“En Finlandia no se paga por la ensalada en el restaurante o en el bar. Este tiene subsidio del Gobierno para ofrecer gratis los vegetales crudos”, dice Viuniski. Esto aumentó la ingesta de frutas y vegetales y disminuyó la obesidad.

El programa Escuelas Saludables, que el nutriólogo dirigió en Brasil, ha producido cambios después de 10 años, en niños con mejor peso y más actividad física. Viuniski explica que se invierte el orden del bar: la comida chatarra lejos de los niños, y la sana, más cerca. La primera es cara y la segunda es barata. Los maestros de educación física están capacitados para medir el peso, la talla y el índice de masa corporal de los estudiantes al inicio y final del año.

 

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