¿Para qué nos casamos?

Por Ángela Marulanda
22 de Marzo de 2015

Es increíble que, a pesar de que hoy en día muchas parejas se casan después de haberse conocido bastante, de haber viajado juntos y hasta de haber convivido por un tiempo, los matrimonios ahora no son más perdurables, ni mejores, ni más estables, como podría esperarse.

Una de las principales razones para que tantos matrimonios se acaben a pesar de todas las ventajas que tienen ahora para conocerse mejor es que, a menudo, lo que persiguen al casarse es “ser felices”. Pero, a decir verdad, el matrimonio no se supone mantenernos contentos sino mantenernos casados. Por eso, si en lugar de esperar que nuestro cónyuge nos ame y nos complazca en todo para que vivamos dichosos, nos concentramos en conocernos muy bien y comprendernos mutuamente es muy probable que podamos tener un matrimonio más satisfactorio y, por ende, más feliz.

Sin embargo, hoy en día hay una infinidad de parejas que están acabando en divorcio con la disculpa de que “no son felices”. A mi juicio, esta decisión tiene que ver con la expectativa de que la función de nuestro cónyuge es mantenernos contentos. Pero, a decir verdad, la finalidad de estar casados es tener un socio con quien construir una relación estable y “ama-ble” en la que cultivemos el cariño y la comprensión mutua porque son estos, no lo distraídos y contentos que estemos, lo que hará que nos amemos cada día más.

Concentrarnos ante todo en lo que podemos dar y no en lo que esperamos recibir cuando estamos casados nos ayudará a superar los cambios y pérdidas que son parte de vivir y crecer. Y así podremos dedicamos a enriquecer lo fundamental: la fe en el matrimonio y en el amor que nos permite disfrutar de todo lo bueno que tiene para ofrecernos la vida en pareja. (O)

www.angelamarulanda.com

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