Padre sobreprotector

02 de Febrero de 2014

Quisiera que ayude a mis hermanas y a mí con problemas que tenemos en la casa con nuestro padre. Nosotras pensamos que nos sobreprotege mucho, bueno, aunque tenemos 22, 26, 27 años y con hijos. Pero él no nos deja salir y tenemos que pedirle permiso si vamos a donde nuestra tía que vive a unas cuadras de nuestra casa. Ya no sabemos qué hacer y a veces pensamos en dejarlo porque nos insulta diciéndonos palabras muy feas, además recalca que esa es la forma de él de tratarnos y que no lo hace por mal.

Hay ocasiones en que nosotras nos ponemos a llorar porque ya no aguantamos. Él dice que mientras vivamos en su casa se hace lo que él diga. Incluso muchas veces que lo queremos ayudar en algo siempre sale con groserías y nos dice que no servimos. Lo queremos mucho porque nos cuida y es superbueno con la gente, pero queremos que cambie con nosotras. El tiene diabetes y quisiera que me ayuden para estar en armonía en la casa.

Katty,
Guayaquil

La sobreprotección lleva su exceso en asumir al otro como débil y frágil, en solventar todas las dificultades que puedan surgir en el ambiente familiar. En el caso de su padre parece que existe más la necesidad de control y dominancia, lo que determina una relación de abuso y agresiones. En ese caso no se prohíbe por temor como en la sobreprotección, sino por guardar con celo a los hijos, que se conciben más como pertenencias que como personas independientes. Quienes tienen esta necesidad replican el mismo modelo de relación con quien lo permita. No lo hace por mal como afirma, pero eso no minimiza el daño que puede causar. Así que una de las primeras y arduas tareas que debe asumir para mejorar su ambiente familiar es detener esta dinámica, y para lo que es indispensable que reconozca, ¿por qué usted ha permitido ese trato?, ¿por qué lo sigue permitiendo?, ¿por amor? Pero el amor no justifica soportar maltrato. Este es el tipo de pensamientos que consolidan una relación de abuso y sumisión como la que describe. Expresa que han pensado en dejarlo, pero ¿han hecho algo más por modificar su situación?, ¿han buscado independencia, económica, social y emocional? Reflexione también, ¿qué tanto su rol como hijas no les permite asumir plenamente su rol como madres? Usted y sus hermanas son adultas, por lo que depende de ustedes seguir afrontando su vida con pasividad o no.

Intente un acercamiento con su padre en algún momento de calma. Intente dialogar con él, teniendo como objetivo que exprese sus motivos para actuar de tal forma y para hacerle saber cómo se siente usted y sus hermanas por sus actitudes. Es importante dejar de lado reproches y en su lugar buscar acuerdos y soluciones. Es posible de esta forma esperar que de él provenga algún cambio, pero para conseguir logros realmente significativos será necesario que empiecen un trabajo en ustedes mismas. Les recomiendo iniciar un proceso psicoterapéutico individual en el que puedan trabajar en su autoestima e independencia, en alcanzar mayor seguridad y fortaleza emocional para poner límites a malos tratos, de su padre o de cualquier persona, y en tomar distancia de las palabras y actos que les lastiman, para continuar un proceso de madurez que quedó suspendido, por una relación parental que no propició su desarrollo. Es necesario que exista un equilibrado, amor propio para poder ver claramente las tantas formas de amor distorsionado y enfermo que podemos aceptar y consentir. Será necesario que logren aclarar y definir muchos conceptos y creencias para que consigan tener un rol activo en la búsqueda de la armonía que esperan. Otras soluciones solo aparecerán a medida que avancen en este proceso.

Gabriel Moreno Layana,
Psicólogo clínico. Telfs.: 099-732-1160, 502-5734.

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