Marido demasiado cómodo

22 de Diciembre de 2013

Mi grave problema es que tengo un marido demasiado cómodo. Trabajamos los dos, pero yo asumo los gastos más fuertes de la casa: pago el alquiler, el cuidado de nuestro hijo, consultas médicas, medicamentos, vestimenta. Él de lo único que se encarga es de medio llenar el refrigerador, comprarle la leche al bebé y pañales cuando usaba.

Nunca le alcanza el dinero, lo peor es que no hace nada para tener otros ingresos y con el pretexto de que no le alcanza es como que me dice es tu obligación, porque nunca me dice pon que después te doy. Incluso cuando estuve embarazada todas las consultas médicas las pagué yo, él sabía que aparte del seguro yo tenía un médico particular, pero ni para el pasaje nunca me dio, yo tuve que cancelar la cesárea, comprar la cuna, las sábanas. De lo único que medio se encargó fue de comprarle cuatro trapitos al bebé, siempre es así. Nunca agradece o me dice que pronto buscará la forma de que las cosas cambien.

Considero que deberíamos compartir de manera equitativa los gastos, pero él parece que se siente bien así. ¿Ustedes creen que vale la pena continuar con un hombre así? El niño va a la escuela el próximo año, pero ni siquiera me menciona cómo vamos a hacer, es como si yo fuera madre soltera que tengo que resolver sola las necesidades mías y las de mi hijo. Yo me quiero separar de él porque considero que no debo ser una tonta útil para este hombre que no tiene aspiraciones en la vida. Vivo decepcionada y defraudada de él.

N.N,
Guayaquil

“La mujer sigue al hombre y este sirve a la mujer y a sus hijos”, Bert Hellinger. Un hecho: la realidad de ser mujer para el hombre y de ser hombre para la mujer, ser femenino y masculino. Una relación de amor implica equilibrio. En la pareja, cuando uno da más que el otro, el amor del que da pierde fuerza y en quien recibe, la culpa de no corresponder la deuda de amor lo debilita y aparta o lo estanca en una zona de confort carente de autorrespeto. ¿Se puede sostener así una relación? Una mujer puede encargarse de ciertas cosas del hogar y los hijos un tiempo corto. Hacerse cargo es continuar con lo que aprendió en su niñez. Si es así, reflexione: “Mamá, libérame del peso para tomar mi lugar como hija pequeña y estar disponible como mujer para un amor que me sea recíproco”. ¿Por qué un hombre queda anclado y fracasa?, ¿cómo fue la relación del hombre con su padre?, ¿tomó la fuerza del padre?, ¿lo rechazó?, ¿tiene permiso de mamá para amar a una mujer y tomar el lugar del hombre? “Mamá, dame permiso para ir a papá, para tomar de él, para amarlo y ser completo”, o “Mamá, mírame con buenos ojos si encuentro una mujer a quien ofrecer mi fuerza, amar y tomar de ella y ser amado”.

“El amor le sigue al orden. El orden es como un cántaro. El amor es como el agua”. El orden contiene al amor. Hay dos caminos: resolver el desequilibrio o agradecer el tiempo que duró el amor y los hijos de ese amor, y luego soltar: “Comprendo que lo nuestro no puede ir más allá. En mi corazón tienes un lugar, por lo que eres para mí. Te suelto y te deseo lo mejor”.

Óscar Nieto Barquet,
psicólogo clínico.
Telf. 099-948-6326.

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