Mamá deprimida

Comprendo su preocupación por la situación difícil que está viviendo su mamá y por ello quiero señalar lo siguiente: La vida nos prepara para la muerte de nuestros padres, para enterrarlos y seguir adelante, porque hay vida alrededor que nos reclama. Después de todo, es parte de nuestra cotidianidad. Pero nadie nos prepara para enfrentar la muerte de un hijo. La muerte de un hijo nos cambia la historia, cambia nuestros planes y destruye nuestras esperanzas. No hay respuestas fáciles para su pregunta, cómo ayudar, ni tampoco un molde a seguir para ayudar a la persona que ha perdido un hijo. Tampoco hay una manera sencilla para lograr que la persona se aleje del dolor que está experimentando. En psicología y en todos los idiomas del mundo hay nombres para casi todas las sensaciones y emociones que experimenta el ser humano. Cuando un hijo pierde a su padre, le dicen huérfano. Cuando un cónyuge pierde a su pareja, le dicen viudo. Pero para el dolor que experimenta un padre ante la pérdida de un hijo, no existen nombres ni palabras. Es en el hebreo el único idioma en el que se encuentra una aproximación para describir la intensidad del sufrimiento que ocasiona esa pérdida, chacol es la palabra y conlleva la idea de tener el alma partida en dos, o en otra traducción más libre “tener abatida el alma”. Es lo que está sintiendo ahora su mamá y la manera de ayudarla es tratándola con mucho amor y afecto, privilegiando el contacto físico. Comprendiendo su dolor. No procure consolarla con expresiones religiosas, pues no las entendería. Procure que realice actividades físicas y trate de estar con ella el mayor tiempo posible. Comprensión, amor, palabras de aliento y esperanza ayudan en el proceso de recuperación... Pero lleva tiempo.

Lcdo. Jorge Tello Pérez, psicólogo clínico. Telfs.: 230-2997, 099-592-8334.