Mal carácter e ira

25 de Septiembre de 2011

Soy una mujer de 32 años que sufre de mal carácter y de ira. Estoy cansada de dejarme dominar por este problema y no sé cómo resolverlo, pero al leer los casos de El Especialista pienso que podré conseguir ayuda de Dios y de un médico que me dé las herramientas para poder controlar mi actitud, carácter y mal humor que afectan a toda mi familia. ¿Qué puedo hacer?
Jessica,
Guayaquil

Aparte de su edad, no ha aportado muchos elementos personales que ayuden a identificar las causas y motivaciones de su conducta. Entonces, aclararemos un poco en términos generales en qué consiste el mal carácter y la reacción de ira. En primer lugar, su mal carácter debe ser evaluado médicamente y si no se encuentran motivos físicos que lo justifiquen, entonces sin dudarlo las bases para la conducta son psicológicas y requieren terapia de “reconocimiento” de la afección y de su mecanismo de acción. Es decir, la comprensión de por qué se emplea la ira como mecanismo de defensa ante una situación que nos incomoda o molesta particularmente, nos ayuda a manejarla y a saber qué es aquello que se trata de  evitar o rechazar con esa conducta.

La cólera y la conducta agresiva son reacciones de lucha instintiva cuando nos sentimos amenazados por algún peligro. Estas amenazas pueden ser frustraciones, sucesos irritantes, provocaciones verbales y no verbales, la falta de corrección o la injusticia, lo que provocan indignación. Por ello, lo que nos causa indignación es de origen social, son problemas de relación o de interacción con desconocidos que no se atienen a las normas de conducta o valores esperados por nosotros.

La rabia e indignación que puede sentir una persona se manifiesta como ira y es el sentimiento de estar irritados, enojados, frustrados, furiosos. Y nos sentimos así cuando nos enojamos por haber sido heridos de alguna manera. Toda herida emocional agota nuestras energías y provoca la ira. La reacción natural del organismo es desviar ese sentimiento fuera de nosotros y especialmente hacia quien lo provocó, aunque no siempre ese origen sea muy claro, por lo que su expresión añade sentimientos de culpa a la situación, aumentando el daño interno. 

La gente permanentemente enojada suele sentirse defraudada por la vida y culpa a terceros por sus problemas, así cualquier inconveniente aunque fuese pasajero aumenta su dolor y la rabia se descarga sin cesar y sin blanco definido, lo que se suele llamar “mal carácter”. 

Hay varias formas de atender y ayudar a las personas con este problema según cada caso. Conseguir “nuevos aprendizajes” que procuren una comunicación más asertiva y una socialización más eficiente son parte de la ayuda psicoterapéutica.
Dra. Glenda Pinto Guevara,
Psicóloga Clínica (T. TREC. Pareja, niños, adolescentes, adicciones).
Telfs.: 232-4066, 09-961-2322.

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