Maestro en apuros

04 de Octubre de 2015

Este año lectivo comencé a trabajar en una escuela primaria, mi problema es el control de la disciplina, trabajo con niños de 6 a 10 años, los grupos son numerosos y los alumnos son muy inquietos y no obedecen, he tratado de aplicar diferentes técnicas y métodos, pero nada funciona, algunos maestros con más experiencia me dicen que los trate con rigor o les grite, eso los tranquiliza por un tiempo pero luego vuelve la indisciplina, lo que promueve un ambiente poco propicio para el aprendizaje.

Anónimo,
Quito

Estimado maestro, lo que usted describe es preocupante y ha sido objeto de estudios e investigaciones. Cada año lectivo son más frecuentes los casos de indisciplina que deben enfrentar el maestro, el tutor, el psicólogo y el director de la institución educativa. Y a veces esto es poco reconocido por los representantes legales o padres de familia, al contestar que en la casa el comportamiento es diferente.

Estas conductas que llevan implícito el no saber escuchar, no atender, no obedecer, levantar la voz, no pedir permiso, no agradecer, pararse cuando desean, son hábitos que no han sido inculcados y trabajados en casa ni en los niveles educativos anteriores. Pero no es tarde para lograr un cambio de conducta. Ni el grito ni el rigor van a cambiarlos.

Muchas veces es lo contrario, podrían estar faltos de afecto, de estímulos positivos, de la presencia de alguna autoridad; recuerde, usted debe ganarlos no con el miedo, sino a través del respeto, por medio de su trabajo, exigencia, cumplimiento de normas, puntualidad, orden, porque solo así podrá exigir lo mismo de ellos.

Enséñeles a escuchar, que guarden silencio cuando otra persona habla, que respeten las diversas opiniones, que aprendan a trabajar en grupo; forme equipos no solo entre amigos o cercanía, sino equilibrados según sus habilidades y aptitudes. No deben tener tiempos libres, porque en ese momento se generan el desorden y la indisciplina.

Este debe ser un proyecto no solo suyo, sino de todos los profesores de la institución, que todos tengan la misma filosofía educativa en el momento de exigirles, tratarlos, llamarles la atención o felicitarlos. No es responsabilidad del tutor solamente, sino de todos los adultos con quienes ellos pasan el día en las diferentes asignaturas.

Le sugiero que más que preocuparse durante las primeras semanas por avanzar en los contenidos, dedique un tiempo a la formación en hábitos de trabajo y en autocontrol emocional de estos estudiantes, asígneles responsabilidades, haga rúbricas de seguimientos conductuales, lleve un registro anecdótico de los comportamientos, comunique a los padres de familia qué valores está trabajando, utilice técnicas para controlar la bulla, por ejemplo, cuando usted levante el cartel rojo significa que deben controlar el tono de voz o que deben hacer silencio; de lo contrario, este ambiente afectará de manera negativa el rendimiento de todos, una cosa es que sean inquietos como todo niño, pero el que no obedezcan debe ser motivo de trabajo hogar-escuela. (F)

Dra. Patricia Zeas de Alarcón,
Pedagoga.
Telf.: 099-795-6965.

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