Joven rebelde

22 de Mayo de 2016

Hola, tengo 23 años y un hermano de 15, con el cual vivo. Tenemos peleas y todo pero nos queremos. Estoy preocupada por él, desde pequeño ha tenido una actitud agresiva, para todo lo que le dicen él tiene una respuesta, a los 9 o 10 años lo llevaron a un psiquiatra, el cual le recetó unas pastillas, las cuales lo mantenían calmado. Pidió dejar de tomarlas porque no podía ser él mismo.

Vale comentar que mi mamá ha tenido problemas con el esposo y mi ñaño desde pequeño ha presenciado esto. Ahora he notado que tiene baja la autoestima, se porta malcriado con mi mamá, mis abuelos, tía y hasta conmigo; se le habla, le corrige, le dura unos días y vuelve a lo mismo. No llega a tener una amistad estable, las chicas no lo toman en cuenta porque es muy cargoso, los compañeros hablan mal de él a sus espaldas, no lo soportan.

Se le habla para que cambie, pero su respuesta es, “Yo soy así y no tengo por qué cambiar, no me importa lo que digan los demás, no me afecta en nada y tampoco me duele”. He hablado con él para buscar ayuda de un profesional y me dice que es por gusto, no necesita ayuda, no podrán ayudarlo. Me siento preocupada por él, por favor, ayúdenme.

Anónima,
Guayaquil

Le felicito por ser una hermana tan preocupada, pero solo puedo darle explicaciones generales, ya que hubiese sido muy conveniente saber qué diagnóstico dio el psiquiatra cuando su hermano tenía 9 años, y si al dejar las pastillas recetadas empeoró su conducta, y además, qué opinan sus padres acerca de esta situación.

La adolescencia puede ser una etapa de desafío por los cambios que ocurren en estos años físicos y emocionales; los jóvenes realizan una dolorosa revalorización de los padres, en que juzgan y exigen más de ellos.

El adolescente quiere más independencia, pero a la vez necesita una base de estabilidad y seguridad en el hogar, con sus padres.

Es importante que los padres le den amor y confianza y traten de dialogar; los adolescentes necesitan disciplina para ir formando su autocontrol. Se debe estimular el intercambio verbal, para que cuando los padres ejerzan la autoridad a través de prohibiciones, expliquen las razones para hacerlo. Sin importar cuánto protesten, los hijos necesitan que los padres se comporten como tales, pues en caso contrario hay negligencia e irresponsabilidad.

Sería conveniente que sus padres, y no solo usted, dialoguen con su hermano, pero en forma amable y dispuestos a ser comprensivos, explicándole que lo quieren mucho y desean lo mejor para él, que sería positivo ir a un profesional porque son personas preparadas para entenderlo y ayudarle a que se sienta mejor, que un profesional ve muchos de estos casos y por lo tanto lo va a aceptar, sin criticarlo ni juzgarlo, con él puede hablar sobre temas que quizás nunca trató, que él escoja si quiere ir donde un psicólogo o una psicóloga, la persona que le inspire más confianza. Usted puede darle amor, ayudarle a autovalorarse, pero los padres son los más indicados para actuar. Le deseo lo mejor. (F)

Susana T. de Rumbea
Psicóloga clínica.
Telfs.: 288-1875, 098-893-9539.

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