Hijos malcriados

11 de Enero de 2015

Soy madre de cuatro hijos, separada desde hace diez años de su padre. El caso es que mi hijo –de 21– a medida que fue creciendo empezó a portarse más malcriado. Primero lo hacía con su padre, que raras veces venía a visitarlos, después de un tiempo empezó a llevarse bien con él, pero ahora se porta demasiado insolente conmigo hasta el punto que he tratado de hablar con él y le he manifestado que su comportamiento me duele porque soy su mamá, pero lo único que recibo son respuestas negativas como “déjeme en paz”, “no se meta en mi vida”.

A veces han pasado dos o tres días sin que yo le dirija la palabra ya que me siento mejor así. Me reclama hasta de la comida cuando he preparado algo que a él no le gusta. A veces pienso que es un infierno vivir así. Además, mi otro hijo, de 19 años, aunque no es tanto, igual se porta malcriado. Necesito pautas, ver cómo logro arreglar mi situación con mis hijos, ya que me siento triste. Todo comenzó cuando el papá empezó a frecuentar a otra persona.

Agobiada,
Ánimas

Comprendo su padecer y naturalmente que su transcurrir de día a día le causa desazón, desesperación, dolor de madre (y de mujer) y frustración. Lo que se encuentra deparando en una depresión de carácter reactivo. Indudablemente usted no debe depender de sus hijos (especialmente de los dos intermedios) para ser feliz! Tal parece que se encuentra a satisfacción con sus hijos: mayor y menor. Lo cual significa que la mitad de ellos posee un comportamiento, conducta y afectividad apropiados.

Generalmente los seres humanos nos abrumamos o lamentamos frecuentemente por lo que no tenemos, incluso nos podemos llegar a obsesionar por aquello de lo cual carecemos; sin embargo, tenemos que ser conscientes de que poseemos privilegios y ventajas en nuestra vida personal. Concéntrese en lo que tiene de positivo: dos hijos (el mayor y el menor que le generan satisfacciones). Usted indudablemente tiene una gran valía, ha sido prácticamente padre y madre para ellos. Elabore reglas razonables para que sean acatadas por todos en su hogar, pídales colaboración a sus hijos que le tienen respeto, sea clara y precisa (sin gritar, ni violentarse, pero con firmeza), explíqueles a sus hijos poco respetuosos que usted tiene el deber y el derecho de determinar cuáles son las normas a las que deben regirse (y ellos naturalmente acatarlas) en su casa. No claudique. Si reaccionan positivamente, será de gran beneficio para usted, ellos y su hogar, de lo contrario deberá quedarse a vivir exclusivamente con sus hijos cooperadores. Usted no merece ser infeliz. Lastimosamente, el referente paterno que han tenido no es un buen ejemplo. Procure acudir también a un guía religioso ejemplar que ellos respeten, a un tío, abuelo u otra persona de confianza para que le ayuden a que se sensibilicen ante su inadecuado comportamiento y se abra así una senda de entendimiento. Por último, no descuide su autoestima. Acuda a un especialista para que la ayude a superar su dificultad depresiva. ¡Usted puede! ¡Éxitos! (F)

Dr. Eduardo Santillán Ph.D.,
Terapeuta de individuos, parejas y familias.
Telf.: 098-720-2411.

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