Esposo infiel

15 de Enero de 2012

Tengo 54 años, 4 hijos y estoy casada desde hace 32.  Me acabo de enterar por mi marido que tuvo relaciones sexuales con mi hermana mayor. Sucedió cuando él y yo teníamos apenas tres años de matrimonio. Estoy en shock y no sé cómo enfrentarlo. Todo empezó cuando mi cuñado por razones económicas se fue a vivir a otra ciudad y mi marido se aprovechó de esa circunstancia para darle un poco de cariño, él dice que hasta hace un año, pero no lo creo.

Ellos se encontraban en mi departamento para ver películas pornográficas y se salían de sus trabajos para verse en la casa de ella e incluso cuando nos íbamos de vacaciones juntos. Estoy indignada y dolida, es como si me hubiera alcanzado un tsunami. Fui educada en valores y principios y llegué al matrimonio virgen y enamorada. La relación con mi hermana siempre ha sido muy cercana, porque somos una familia muy unida. Además, mi esposo me contó que fue violado a los 5 años de edad por una empleada doméstica, pero que le gustaba y a ella también. Él no tiene límites y  tuve que enfrentar problemas con empleadas domésticas por acoso sexual. También me reclamaba por mi desempeño sexual y frecuencia, pues no le gustaba y me comparaba con las mujeres con las que se había acostado. Me dijo también que se acostó con mi hermana menor. Debo agregar que desde hace tres años conversábamos más, salíamos y compartíamos más instantes de intimidad, y conocer que me ha estado engañando me ha destruido. Me da vergüenza ir donde un profesional a contarle lo que me pasa, tampoco puedo recurrir a una amiga o familiar de confianza por las implicaciones gravísimas que esto significa, por eso  acudo a El Especialista.
N.N.,
Cuenca

Para que toda relación conyugal preserve la calidad de vida básica necesaria es vital que se sustente en el factor “compromiso”, que implica valores tales como lealtad, fidelidad, veracidad, respeto, responsabilidad, cariño, constancia, empatía, entre otros. Principios que deben regular todo el accionar conyugal de sus dos integrantes, los cuales deben esforzarse para fortalecer su matrimonio y no estructurar maneras de disfrutar egoísta e  ilícitamente de terceras personas; el matrimonio siempre es de dos. Indudablemente, su esposo padece de adicción sexual o de una gran promiscuidad, su carencia de moralidad y ética le han permitido acceder desde hace 29 años a una relación ilícita con su propia hermana (a más de perseguir con obsesividad a toda fémina sea esta familiar, empleada doméstica, vecina, amiga de su esposa...).

Es notorio que su hermana también carece de una escala de valores equilibrada, dado que se ha prestado a irrespetarla a usted y a su respectivo cónyuge, consintiendo y practicando sexualmente durante décadas la lascivia que lo ha dominado. Las relaciones sexuales deben practicarse y disfrutarse exclusivamente dentro del nicho matrimonial con responsabilidad y amor.

Es vital que usted reconozca que sin desearlo se ha vuelto cómplice de toda la inmoralidad que ha practicado su esposo, si un cónyuge no practica la fidelidad, no existe compromiso marital ni de la esposa ofendida (que permite tal práctica) ni del esposo ofensor, no se puede coexistir sin  reglas ni normas (su esposo es responsable de sus actos, aunque haya padecido de  determinados abusos en su niñez). En ocasiones es necesario tocar fondo para impulsarse y poder emerger por turbias que se encuentren las aguas en las que nos hemos sumergido. Usted, apreciada amiga, debe comenzar valorándose a sí misma e incrementando su autoestima, lo que la ayudará a superar la coadicción que tiene hacia el padre  de sus hijos; el aparente bienestar que usted sostiene que existe en los últimos años de su matrimonio es solo un espejismo. Requiere urgente atención especializada en pro de trazar una ruta de solución a su situación, fortalecer su personalidad y contribuir a que salga de su comprensible trastorno ansioso depresivo. De ninguna manera debe temer acudir a un profesional competente, quien la tratará con respeto y guardará con rigor el sigilo de la información.

Dr. Eduardo Santillán Sosa Ph. D,
Neuropsicólogo y psicólogo clínico especializado en afectividad crítica y terapeuta de individuos, parejas y familias. Telfs.: (08) 017-5745, (08) 7202411, 224-4539.

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