Diferencias entre novios

11 de Diciembre de 2016

Soy una estudiante de 23 años que tiene una relación amorosa desde hace dos años. Hemos tenido momentos bonitos, pero no ha sido tan pacífica debido a discusiones y peleas.

Mi novio, que también es estudiante, es una persona enojada y resentida con la sociedad y su familia, que lo ama pero no es perfecta; él se halla a gusto y se desenvuelve muy bien en las fiestas con sus amigos. Yo me catalogaría como conversadora, pero no tan extrovertida, y disfruto mucho la compañía de mi familia, mi mamá es mi mejor amiga. Aunque no me enojo fácil, siento que me falta más prudencia para emitir comentarios.

Pero lo que genera conflicto es el sexo. Aunque no soy una persona religiosa, siempre he creído que lo más bonito es esperar hasta casarse para que sea especial. Sin embargo mi novio no está de acuerdo con ello. Dice que ya no puede más y que decida pronto, porque no concibe una relación que espere hasta el matrimonio.

Muchas personas dirían que ya ha esperado dos años y que con eso ha demostrado mucho; por nuestra carrera tardaremos más en sentirnos profesionalmente realizados y obtener ingresos para vivir solos y casarnos, faltan años aún. Por otro lado, todos merecemos un amor que nos espere lo necesario y no quiero sentir que lo tengo que retener con sexo. Él ha sido claro en que si no hay sexo, no queda otra que separarnos.

Anónimo,
Guayaquil

Luego de dos años de relación, es probable que deba haber ya un compromiso que consolide la relación y establezca el vínculo. La circunstancia de estar estudiando aún y de proyectarse responsablemente en lo económico para establecerse luego como pareja, puede no ayudar al propósito de esta relación.

El compromiso es un paso hacia el vínculo, más allá de la relación, no solo para una entrega íntima en lo sexual, sino para, en nombre del amor que se manifiestan, tomar decisiones de responsabilidad para con el otro. Compromiso y responsabilidad, reciprocidad y equilibrio, dedicación y reconocimiento, son claves de un amor bueno.

Es momento de plantearse si este amor es del bueno y va para más o hacerse la pregunta: ¿seguimos? En una relación de intercambio amoroso, la sexualidad y las expresiones de pasión y ternura tienen un papel esencial: se trata de una entrega mutua, no condicionada, libre, exclusiva, que se expresa en el trato cotidiano y culmina en la entrega íntima, para seguir con más fuerza.

Esta entrega sirve para sostener el compromiso para con la relación, en el tiempo. Los compromisos de amor no sobreviven a la falta de intimidad. La sexualidad se convierte en la fuerza de cohesión que sostiene el amor, la relación, y crea y fortalece el vínculo.

Los momentos bonitos al inicio de una relación ayudan a que se establezca la posibilidad de amar, pero no son suficientes. Las relaciones deben tener un equilibrio y deben ser congruentes. Tener buen humor y desenvolverse bien en el ámbito de la amistad y tener enojos o, por medio de una actitud molesta, pretender manipular o someter al otro en la relación de pareja, es una señal de algo que no alcanzó a equilibrarse o a sanarse en su desarrollo emocional.

Es probable que el afecto de la familia –ninguna es perfecta– sirva de apoyo, pero lo más importante es que en su novio exista el respeto, la gratitud y el amor hacia su familia, sin sombra de quejas, resentimientos, expectativas o demandas, que no deben tener lugar en una relación auténticamente sana desde los hijos hacia los padres.

De no ser así, persiste el resentimiento, y detrás de este, la rabia, y más atrás, el miedo que se experimentó cuando pequeño. De ahí proviene el enojo. La pareja no puede resolver por el otro, en nombre del amor, una situación así. Es la responsabilidad de quien quiere amar el buscar conscientemente la ayuda para sanar.

La fortaleza, la claridad ante lo que es y no es, son un obsequio y una consecuencia del amor y el respeto a los padres. Para llegar a una relación de amor sana y recíproca, el amor pasa por la madre, la honra, la gratitud hacia ella. Una relación de amor del bueno debe gozar de tres características, como recuerda un maestro: que sea fácil, feliz y coincidente. (F)

Óscar Nieto Barquet,
Psicólogo clínico.
Telf.: 099-849-6326.

  Deja tu comentario