Depresión profunda

14 de Mayo de 2017

Siempre he sufrido de depresión, tomo constantemente pastillas para estar bien. He estado casada por 20 años, es mi segundo compromiso y tenemos una nena de 15 años. Hace poco tuvimos una pelea fuerte y desde entonces él me ignora, lo que agrava mi situación. Me siento basureada, en el trabajo me ha ido mal. No quisiera estar en este mundo, pero sé que le haría falta a mi niña.

Anónimo,
Guayaquil

Estimada lectora, con respecto a su carta, debo de informarle que todos los problemas que usted presenta son superables. Pero para que sean resueltos debemos analizar cada uno de ellos. Empecemos por: “Soy una mujer que siempre ha sufrido de depresión”.

La depresión, es el resultado de muchos factores, de diferentes índoles y tienen que ver con nuestro cuerpo, nuestra mente y el entorno social que nos rodea. También podría tener causas genéticas. A continuación algunos consejos que la ayudarían a superar en gran parte ese estado anímico.

Usted debe revisar que la dieta que consuma sea balanceada y nutritiva, porque la falta de nutrientes trae como resultado la carencia de vitaminas, lo cual genera estados depresivos. Otro factor importante es contar en su rutina diaria con ejercicios físicos, actividades recreativas, buenas relaciones con familiares y amigos, sexo satisfactorio, escuchar su música preferida, buscar el éxito personal, encargarse y revisar sus proyectos de vida, buscar tiempo de calidad para atender a su familia, en fin, esto y mucho más hace la diferencia entre una estabilidad corporal y emocional y un desequilibrio. Y por encima de todo, buscar tranquilidad espiritual.

Los antidepresivos son de mucho cuidado; es verdad que sirven para poder sobrellevar las angustias y tristezas, pero en ocasiones tienen efectos secundarios como el temblor de manos, la ansiedad, aumento de pesimismo, cansancio, estreñimiento, inestabilidad anímica y otros que afectan no solo a la persona que los consume sino a quienes la rodean. Por lo que le aconsejo no automedicarse y acudir cuando sea necesario a su médico.

Tiene mucha razón al pensar en su hija, puesto que el divorcio trae como consecuencias factores que inciden negativamente en el desarrollo de los hijos, la ausencia de uno de los padres repercute indiscutiblemente en la corrección, orientación y afectividad que aporta cada progenitor en la crianza de los vástagos. Y en caso de que uno de los padres no acepte el divorcio, se crea una hostilidad muy difícil de sobrellevar para los hijos, y esa carga afecta su desarrollo social, llenándolos de inseguridades, miedos, depresiones y ansiedades. Como verá, la presencia del padre, así como de la madre, es de absoluta importancia en la vida de los hijos.

Pienso que esto la hará reflexionar en que hay que buscar soluciones para superar la crisis que enfrentan en estos momentos, aunque para ello haya que revestirse de mucha paciencia, voluntad, compromiso y más que todo de amor. Por lo que sería bueno que prepare el terreno para un diálogo abierto, deponiendo actitudes que anteriormente no le han dado buenos resultados, como son las imposiciones, las demostraciones de poder, el falso orgullo, el acorralamiento con llamadas y acciones que llevan a la saturación de la paciencia de cualquiera de los dos. Refuerce las actitudes de cariño y gestos de afectividad que tiendan a acercarlos.

Si encuentra que el momento no es propicio y se ha tornado violento e insostenible, suspenda en ese momento la comunicación y espere que los ánimos se calmen para retomarla. Y si realmente no se puede, entonces busquen un especialista que los ayude a superar este conflicto. Le deseo mucha suerte. (F)

Linda Coronel de Arias,
Psicóloga clínica, especialista en conflictos de pareja.
Telfs.: 212–5681, 099–340–7550.

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