Consejos para su hija

09 de Abril de 2017

Soy fiel lectora de su revista y esta vez agradecería que me ayudaran a despejar mi duda. Tengo una hija de 22 años que está próxima a casarse y llevo separada de su padre 12 años. El caso es que mi hija me pregunta cuál es la decisión correcta cuando hay infidelidad en el matrimonio. Esto es porque conocemos a parejas que, aunque sus esposos son infieles, ellas se mantienen en sus hogares.

A veces me siento mal y no sé cómo contestarle, pues yo decidí separarme cuando mi esposo formó otro hogar, porque considero que no es vida vivir en un triángulo amoroso, a diferencia de mujeres que viven en triángulos, cuadrados y cuantas parejas tengan sus esposos. Agradecería que me despejaran esta duda, pues muchas veces me siento culpable de que mis hijos (4) hayan crecido sin su padre. Me gustaría, más que nada, darle un buen entendimiento a mi hija, para así también despejar sus interrogantes. Les agradezco.

La decidida,
Daule

Amiga lectora, gracias por confiarnos su padecer. Indudablemente tuvo la valentía y la dignidad de ser una mujer que mostró su integridad al no permitir que su matrimonio sea vilipendiado por el machismo. Decir este término significa inmadurez, malos hábitos, egoísmo, irrespeto e irresponsabilidad por parte del ‘macho’. Usted no le ha fallado a sus hijos, por el contrario, ha liderado una vida familiar sustentada en principios y valores, creando una cultura de fidelidad, respeto y autorrespeto.

De haberse permitido soportar triángulos, cuadrados o quintetos pasionales, le hubiese dado luz verde a sus hijos varones para criarse como ‘machos’ y para que carezcan de las virtudes propias de constituirse en hombres de bien. Sus hijas hubiesen crecido con el paradigma de que es válido, ‘normal’ y procedente que sus novios, después cónyuges, sean infieles, permitiéndose así tolerar adulterios. No, usted no permitió que exista dicho “caldo de cultivo enfermizo”.

Sus hijos se criaron sin su padre, porque él no estuvo dispuesto a vivir honestamente ni respetar el compromiso de fidelidad que es fundamento del matrimonio. Usted tenía la obligación de no permitir que se ensuciara su matrimonio. Su decisión fue correcta y encomiable, los hijos sufren cuando crecen en un ambiente de hostilidad, desazón, desequilibrio y agresiones emocionales hacia su madre.

Exprésele a su hija con la frente alta que no debe permitirse vivir con un ser inmoral e irresponsable; que ante la infidelidad solo puede existir perdón cuando el hombre realmente se arrepiente y deja perennemente el adulterio, procurando reparar todo el daño realizado a su cónyuge e hijos.

Recuérdese y recuérdele que un hogar debe ser el ámbito donde exista respeto, honestidad, comunicación efectiva y cariño. Residencia o casa no es igual a hogar. Si hubiese más mujeres con su dignidad, al no soportar adulterios, existiría mayor fidelidad de parte de los hombres y mujeres de real autorrespeto. (F)

Dr. Eduardo Santillán
Ph.D., neuropsiquiatra, psicopatólogo clínico, neuropsicólogo; psicoterapeuta de individuos, parejas y familias, especializado en afectividad crítica, adicciones emotivas, psicosexualidad y en casos complejos y traumáticos.
Telfs.: 098–720–2411 y 098–017–5745.

  Deja tu comentario