Casada con adicto

24 de Enero de 2016

Estoy casada desde hace 5 años con un adicto a las drogas, hace 6 meses dejó la cocaína pero sigue fumando marihuana. Hay días en que amanece bien y días en que amanece agresivo y con depresión. No quiere internarse en un centro de ayuda, ya que la situación económica no lo permite.

Tenemos dos hijos, el mayor ya tiene 4 años y me aterra pensar que él descubra esto, ya que el padre consume marihuana dentro de la casa (no frente a los niños). Cuando algo no le parece me insulta y humilla. Es músico, pero los medios no nos permiten que él tenga lo que desearía y se frustra, deprime y descarga conmigo. Hay días en los que he pensado matarme, pero no lo hago por mis hijos y mis padres, a los cuales amo con mi vida.

Anónimo,
Guayaquil

Mantener una relación con un adicto no es fácil y aunque usted no lo menciona, podríamos suponer que no se hizo adicto a partir del matrimonio, lo que nos permite pensar en una adicción de larga data.

Un adicto a la cocaína es una persona acostumbrada a una fuerte estimulación sensorial, que le produce euforia, sensación de poderío y un alto nivel de excitabilidad y respuesta física y mental. Por lo que el dejar de consumirla le provoca malestares físicos, por la crisis conocida como síndrome de abstinencia. De ahí los cambios de conducta como la irritabilidad, mal carácter, depresión y ansiedad que mantienen a su pareja indispuesta.

Por eso acude a la marihuana, considerada por él y por muchos adictos, como menos nociva, en tanto les aporta un poco de relajación física. Sea que consuma una droga u otra, aunque lo haga de manera discreta y no frente a los hijos, contamina desde el aire hasta la convivencia familiar.

Usted no puede ayudar a su pareja a manejar su adicción, requiere de asistencia profesional. Le corresponde a él asumir su desorden. Por lo que parece, él se encuentra en una fase de negación, cree que aún puede manejarlo.

Tampoco puede ayudar a su pareja sin ayudarse primero a sí misma. Su autoestima está seriamente lesionada y es necesario que se atienda. El tratar de protegerlo, complacerlo y justificarlo en sus conductas y necesidades, solo habla de su codependencia hacia él. Seguramente soporta porque cree tener alguna culpa de la insatisfacción que él experimenta. A su vez, él no encuentra motivos suficientemente fuertes para iniciar una rehabilitación. Los motivos económicos que usted menciona no son precisamente los dominantes en su decisión de no atenderse.

Para una persona adicta, el interés principal lo ocupa la droga y todo lo relacionado a ella, y descarta a la pareja, hijos y familia en general, poniéndolos en un segundo plano y en muchos casos quizás en el último. A usted le toca ser muy valiente para poner límites a su relación de pareja. Incluso considerar la posibilidad de terminarla de manera definitiva, ya que la depresión está invadiendo su esfera anímica, provocándole ideas disfuncionales y suicidas.

Le sugiero que acuda a organizaciones como Al-Anon, para familiares de personas adictas, donde pueden ayudarle con su codependencia. La mayoría de ellas se encuentran adjuntas a iglesias y son gratuitas. Hágalo por sus hijos e incluso por su pareja, pero sobre todo por usted. (F)

Dra. Glenda Pinto Guevara,
Psicóloga clínica, terapeuta cognitivo individual, parejas, niños, adolescentes y adicciones.
Telfs.: 232-4066, 099-961-2322.

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