Caballo sin control

21 de Diciembre de 2014

Soy una mujer casada desde hace 9 años. Cuando conocí a mi esposo era muy galante, cordial y coqueto. Los dos procedemos de la Sierra, donde la galantería es algo muy natural. Como éramos novios nunca le revisaba el celular, aunque sabía que había mujeres que se mensajeaban con él. Pero cuando me casé las cosas cambiaron un poco, porque yo contestaba el celular y se daban por enteradas de que estaba ya casado. Después por tiempos esporádicos la coquetería iba a niveles de flirtear con mujeres y amigas casadas. Incluso cambió la contraseña a su celular lo que me pareció sospechoso. Pero un día se olvidó bloquearlo y leí en el Whatsapp mensajes insinuantes con ocho mujeres casadas, morenas, rubias, mestizas.

Era como un caballo sin control y le pedí el divorcio. Me dijo que estaba arrepentido, que necesitaba ayuda y que reconocía que sufría de una adicción. Sin embargo, aún mantiene contacto con dichas mujeres. Un día respondí una llamada y era una mujer que dijo que estaba equivocada. Pero después de 20 minutos volví a llamar y para mi sorpresa era el esposo de la amante de mi esposo. Le conté todo y le dije que si deseaba le podía dar una copia de los mensajes de infidelidad que tenía guardados. Mi esposo no intervino y de lo más tranquilo me dijo “espero que ella ya deje de molestarme”, porque según él ya no tenía nada que ver con ella”. ¿Qué sería más apropiado para mi matrimonio?

Alexandra,
Guayaquil

Solo con su introducción de “caballo sin control” puedo inferir el nivel de angustia y desorden que este tema le genera en su dinámica relacional con su pareja. A veces tenemos conductas adictivas a la descalificación, al maltrato, a la infidelidad, y simplemente racionalizamos las mismas a la espera de, a través de esos argumentos o conductas defensivas, posponer decisiones trascendentes en la vida, que nos marcan el progreso o el estancamiento en nuestro crecimiento personal y familiar. El matrimonio es una relación de doble vía, creo que antes de que usted se pregunte qué hacer con su matrimonio, debería ser un cuestionamiento que debe venir de ambos y buscar ayuda profesional para que asistan a una terapia de pareja, en la que él pueda expresar con sinceridad las razones de su “sostenida y adictiva infidelidad” que obviamente impide la consolidación de una relación matrimonial. De hecho, en sus líneas remite que él ha pedido “ayuda”; le pregunto: ¿qué pasó con esa ayuda? ¿Usted la buscó, él la buscó, la buscaron juntos? ¿Por qué usted sigue vinculada a esa relación? ¿Por costumbre? ¿Por temor? ¿Por “amor”? Si después de plantear esta alternativa de buscar ayuda de pareja, él no colabora o se niega a participar, yo la invito a usted a que busque ayuda terapéutica personal, para que determine las razones por las cuales usted ha permitido o aceptado esta relación maltratante en su vida personal. ¿Cómo está su autoestima? ¿Es un tema de orden religioso? ¿Quizá estamos codependientes y disfrutamos de esta situación? Cuando tenga clara su participación en este proceso, usted podrá saber “qué hacer con su matrimonio”. Recuerde: “Mientras esperamos vivir, la vida pasa”. (F)

Liliam Cubillos,
Psicóloga clínica.
Telf.: 220-6919, 099-986-1130.

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