Ayudar a esposo adicto

16 de Julio de 2017

Mi pareja siempre ha sido un padre y esposo amoroso, pero le ha gustado salir con sus amigos y perderse tomando casi todos los días. Por esas razones nos separamos y volvimos.

Al regresar me enteré de que tenía serios problemas económicos e incluso vendió sustancias para salir de ellos. Consumía drogas. Su actitud hacia nosotras no cambió, lo ocultó muy bien, pero nos dejaba solas, ya no aportaba mucho en casa y nuestros padres tenían que apoyarnos. Me cansé de esa vida y lo saqué de la casa, que es de mis padres.

Ahora me arrepiento en parte, porque me hace falta su presencia, pero a la vez me siento aliviada de no tener la zozobra de esperarlo. Quiero apoyarlo para que se rehabilite, pero él no acepta que tiene un problema, y me odia por haberlo dejado.

¿Qué hago? Es el padre de mi nena y no quiero verlo destruido o peor, muerto.

Karina,
Milagro

Estimada lectora, a pesar de los innumerables problemas que se presentan en una familia y que parecen no tener solución, más aún cuando se trata de adultos como el caso al que nos referimos, en que uno de sus miembros es alcohólico o drogadicto, hay mala canalización de los ingresos, constante pérdida de los empleos, una serie de conflictos que se generan por la agresividad del adicto, y la carga de lidiar con manipulación y mentiras.

Pero no todo está perdido. Existen buenas instituciones que pueden colaborar y hacer realidad la rehabilitación del enfermo.

Sin embargo, el apoyo familiar es indispensable. Lo primero que hay que hacer es hablar con él y explicarle su situación, y lograr que acepte que tiene un problema que no puede resolver solo y que usted está dispuesta a ayudarlo.

Para ello es necesario que toda la familia, principalmente la pareja, se revista de paciencia, y que pueda controlar emociones como la impotencia, ansiedad, desesperación y coraje.

Usted puede concurrir a un especialista para que le enseñe a mantener la calma y cumplir con la misión de rescatar al padre de su hija. Trate de convertirse en una buena amiga, para que él desarrolle confianza y pueda participarle su sentir.

Escúchelo y compréndalo, sea compasiva y a la vez fuerte, serena y equilibrada, apóyelo en el difícil proceso de la recuperación.

Evite culpabilizarlo o criticar su proceder, simplemente hay que demostrarle que en todo momento cuenta con su ayuda.

Para él es muy difícil, ya que entre el adicto y las drogas se establece una dependencia psicológica, a tal punto que el consumidor siente una especie de enamoramiento, la transforma en la única razón de su vida y así pierde poco a poco la objetividad y tiene reacciones como iras, culpa, ansiedad, desapego y muy baja autoestima.

Trate de tener una comunicación sencilla y sincera, para que él no evite hablar del tema. Busque ayuda y encuentre una buena institución, ellos determinarán si el caso amerita una rehabilitación ambulatoria o si debe internarse. Le deseo mucha suerte, es usted una buena mujer. De la mano de Dios, todo es posible. (F)

Dra. Linda Coronel de Arias,
Psicóloga clínica, especialista en terapia de pareja.
Telf.: 212–5681, 099–340–7550.

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