Adolescente no duerme

19 de Noviembre de 2017

Mi hija tiene 13 años y solo duerme tranquila cuando yo duermo con ella, sin embargo, cuando quiero que duerma sola, no puede. A veces me despierto en la madrugada y la veo sentada en el sillón con su celular. Dice que tiene miedo a la oscuridad, a los ruidos, a que aparezca un fantasma o algún extraño. Le he dicho que no se preocupe, que mi habitación está a escasos metros de la suya, pero ella se sigue sintiendo inseguridad y miedo. Quisiera saber qué hacer para mejorar su problema.

Norma,
Ciudad de México

Los terrores nocturnos suelen ser un signo de ansiedad e inestabilidad emocional de alguna perturbación que se vive con mayor frecuencia en la infancia. No suele ser tan común que esto aparezca en la adolescencia. Sin embargo, podría pensar en algunas aproximaciones a lo que tal vez (porque no es lo mismo leer su preocupación que escuchar a su hija) podría estar pasando con ella.

Es probable que haya habido alguna depresión infantil no atendida y detectada a tiempo; a lo mejor ustedes no se percataron de esta depresión por medio de signos de alerta como suelen ser: agresividad, alteración del sueño, enuresis (micción incontrolada), encopresis (defecación incontrolada), conductas de aislamiento, dificultades en la comunicación y expresión de afectos, dificultades escolares, problemas en la alimentación, todo un cúmulo de dificultades emocionales asociadas a la ansiedad, la depresión y la inestabilidad, que suelen darse en la niñez de distintas formas. Que esto haya quedado ‘en pausa’, generando un estado de afectación emocional latente que hoy, en la adolescencia, se muestra bajo la forma de estos terrores nocturnos y dependencia, lo cual generaría dificultades a largo plazo en caso de no recibir atención urgente.

Por otro lado, es necesario tener en cuenta los cambios biológicos, psicológicos y sociales que se vive en la adolescencia con el despertar de la sexualidad y todas las transformaciones internas que se viven en este periodo de la vida. Habría que pensar y analizar cómo está viviendo ella su adolescencia y qué de esto la perturba, y en qué medida.

En algunos casos, y espero no sea este, podría implicar una mayor fragilidad de la estructura psíquica, donde a partir de fenómenos alucinatorios y delirantes, se podría pensar en un trastorno que requeriría un abordaje más sutil y específico.

Le sugiero que lo más pronto acuda a una consulta con un psicoanalista, ya que este enfoque de trabajo se dirige a posibilitar una escucha que acoja estas singularidades. Por otra parte, no estaría demás la valoración médica específica. Considerando el proceso de desarrollo en el que se encuentra su hija, vendría bien la apreciación de un pediatra que la evalúe. El especialista médico considerará si lo más oportuno es una evaluación endocrinológica (de existir alguna dificultad hormonal), neurológica, psiquiátrica u otra.

Lo que sí será muy oportuno e indispensable es el acompañamiento para usted en la parte emocional, para saber cuál de estas dificultades son de su hija y cuáles no. Es decir, que usted también pueda recibir la orientación debida como madre para poder tratar estas cuestiones.

Sepa usted que en la adolescencia es de mucha ayuda crear otro tipo de espacios para las vivencias de su hija, como la práctica de alguna actividad artística o deportiva, donde explore y viva otras experiencias, interactuando con otros en diversos contextos.

Christian Arias Toscano
psicólogo clínico, psicoanalista, presidente de la Asociación Ecuatoriana de Bienestar
Infantil.
Telf: 098-887-4557.

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