En torno a la hoguera

Por Paulo Coelho
22 de Enero de 2017

Un guerrero de la luz comparte su mundo con las personas que ama, y las anima a que hagan lo que les gusta. En ese momento, el adversario aparece con dos tablas en la mano. En una de las tablas reza: “Piensa más en ti. Conserva las bendiciones para ti mismo o terminarás perdiéndolo todo”.

En la otra tabla se lee: “¿Quién eres tú para ayudar? ¿Acaso no ves tus propios defectos?”.
Un guerrero sabe que tiene defectos. Pero sabe también que no puede crecer solo ni alejarse de sus compañeros. Así, aun sabiendo que el adversario puede tener algo de razón, el guerrero no hace caso a las tablas y sigue esparciendo entusiasmo a su alrededor. Se sienta con sus compañeros en torno a una hoguera, comentan todos sus conquistas y dan la bienvenida a los extraños que se sientan junto al grupo, pues todos están orgullosos de su vida y del buen combate.

El guerrero sabe cuán importante es compartir su experiencia con los demás; habla con entusiasmo del camino, cuenta cómo resistió frente a cierto desafío, qué solución encontró en un momento difícil. Cuando narra sus aventuras, reviste sus palabras de pasión y romanticismo.

A veces se permite exagerar un poco, pues sabe que sus antepasados también exageraban de vez en cuando; pero cuando actúa de esta manera, jamás confunde orgullo con vanidad y evita creerse sus propias exageraciones.

“Sí”, el guerrero oye decir a alguien. “Necesito entenderlo todo antes de tomar una decisión. Quiero tener la libertad de cambiar de idea”.

El guerrero desconfía de esta frase. A él, que tiene esa misma libertad, nada le impide asumir un compromiso, aunque no sepa por qué lo hace.

Un guerrero de la luz toma decisiones. Su alma es independiente como las nubes del cielo, pero está comprometido con su sueño. En su camino libremente escogido, tiene que levantarse a horas que no le gustan, hablar con gente que no le aporta nada, hace sacrificios.

Los amigos comentan: “Tú te sacrificas sin ton ni son. Tú no eres libre”.
El guerrero es libre, pero sabe que en horno abierto no cuece pan, y que necesita concentrarse y encerrarse en su objetivo.

Un guerrero de la luz inspira confianza. Comete algunos errores cuando exagera un poco sus historias, y termina juzgándose más importante de lo que realmente es. Pero por ser un guerrero de la luz tiene terminantemente prohibido mentir.

Cuando se sienta en torno a la hoguera y habla con sus compañeros, sabe que sus palabras permanecen en la memoria del universo, y son testimonio de lo que piensa.
El guerrero reflexiona: “¿Por qué hablo tanto, si muchas veces no soy capaz de hacer todo lo que digo?”. (O)

www.paulocoelhoblog.com

  Deja tu comentario