Profesores inspiradores

04 de Agosto de 2013

Hay maestros cuyas enseñanzas conmueven a tal punto que influyen de manera positiva a sus alumnos y los inspiran a ser mejores seres humanos y excelentes profesionales.

¿Recuerda a Robin Williams interpretando a un profesor creativo y poco ortodoxo en la película El club de los poetas muertos? El personaje de Williams, Mr. Keating, inspiró a un grupo de estudiantes a amar la poesía y aprovechar siempre el día (Carpe Diem). Su filosofía también empujó a los colegiales a cuestionar el statu quo de la sociedad de la época, cada uno lo hizo a su manera, influyéndolos de por vida.

Igualmente, la mayoría de nosotros recordamos con cariño a un profesor de nuestra niñez o adolescencia. Esto llega a suceder por la admiración que uno siente por la preparación académica del maestro, su constancia o entusiasmo al enseñar. En otros casos, el profesor es estimado por la apertura que tiene con los estudiantes, la facilidad de comunicación o su extrovertida personalidad. De este universo también encontramos a personas como Mr. Keating, cuyas enseñanzas conmueven a tal punto que influyen de manera positiva a sus alumnos y los inspira a ser mejores seres humanos y excelentes profesionales.

Inspirados

La emoción de sus clases y las maneras afectuosas de Linda García, profesora de Matemáticas del segundo año de bachillerato del Colegio Politécnico (Copol), les ha llegado a sus alumnos Janeth Morales y David Estrada y los ha motivado a sobresalir en esta materia. Especialmente a David, de 16 años, quien declaró que no le gustan mucho las matemáticas, a diferencia de Janeth (15), quien adora los números, por lo cual desea convertirse en una arquitecta. “A veces odias una materia porque odias al profesor, o quieres una materia porque quieres al profesor; pero acá es diferente, no me gusta la materia pero me agrada la profesora, le digo que no puedo, que me disgustan las matemáticas, pero ella me ayuda a encontrarle un poco de gusto”, dice David.

¿El secreto de Linda? Se podría decir que fue el conocer y trabajar con los adolescentes desde sus años universitarios, cuando estudiaba Ingeniería Eléctrica y daba clases particulares de Matemáticas. “Trabajar con ellos es una satisfacción”, revela Linda, lo que la impulsó a conseguir una maestría en Educación.

La docente además dirige un programa de CAS (Creatividad, Acción y Servicio, labor social juvenil del Bachillerato Internacional) llamado El hermano mayor, cuyo fin es ayudar a los alumnos de octavo año del colegio, reforzando sus conocimientos en Matemáticas y Lenguaje, y brindándoles un apoyo emocional en la transición de la escuela al sistema educativo de la secundaria, para que su adaptación sea más fácil. Este proyecto le dio a David la oportunidad de conocer a Linda en otra faceta. “La conozco también como una guía, como una líder de servicio social”, agrega el joven. En tanto que Janeth resalta los dones de camaradería de Linda, de poder conversar y bromear con ella, pero todo siempre enmarcado dentro del respeto.

Para Janeth y David, el nombre Linda le rinde merecido y justo homenaje a la personalidad de su maestra. Y para ella, es un honor ser considerada una profesora inspiradora.

A sus 15 años, Miguel Ugarte ya ha decidido firmemente convertirse en un ingeniero, como su profesor de Física. Aunque aún no tiene clara la rama que seguirá, este estudiante del último año de un colegio de Guayaquil está convencido de continuar los pasos de su maestro (a quien admira mucho) y ser un ingeniero, porque “son las personas más ingeniosas del mundo”, expresa. Se encantó de la Física, según él, gracias a que su profesor relacionara los ejercicios con una experiencia de la vida real, lo que a su vez lo lleva a nutrirse de algo que no imaginaba aprender al iniciar cada clase.

Otro docente inspirador, para un grupo de exestudiantes del colegio Alemán Humboldt de Guayaquil, es su profesor del idioma europeo, Horst Burmeister (de Alemania). A pesar de que se graduaron hace casi 30 años, para los excolegiales sigue siendo un catedrático digno de sus corazones, tal como lo narra María Inés Tinajero, tras compartir con ellos siete años consecutivos como su dirigente, desde el quinto grado (actualmente sexto año de educación básica) hasta quinto año de colegio. Al mismo tiempo, Horst les daba también otras materias. Pero su mejor legado, dice María Inés, fue enseñarles a trabajar en equipo. “Estoy orgulloso por poder asistir a sus talentos”, cuenta Horst. Lo honra también que tres de sus discípulos se convirtieron en profesores de alemán, como él (GQB).

Si uno está haciendo lo que le gusta, lo transmite a los estudiantes, más una buena comunicación resulta en que para algunos, un maestro sea una inspiración”, Linda García, profesora de Matemáticas del Copol.

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