¿Qué significa tener éxito en la vida?

Por Ángela Marulanda
16 de Octubre de 2011

Hoy más que nunca, el éxito se ha vuelto la meta que persigue la mayoría y por eso la vida gira alrededor de todo lo que haga posible lograrlo. Sin embargo, hay una gran diferencia entre tener éxito y lograr que nuestra vida sea exitosa.  

Lo primero requiere hacer algo que nos convierta en personas famosas, ricas o poderosas, lo cual es efímero.  Pero para tener una vida exitosa, lo necesario es esforzarnos constantemente por dar lo mejor de nosotros mismos a todo el mundo, comenzando por nuestra familia. 

Tener éxito como padres no vale dinero pero sí mucho esfuerzo porque lo que más necesitan los hijos es que estemos tan comprometidos con ellos que les brindemos todo el cuidado, buen ejemplo y cariño que requieren para crecer sanos y felices. Esto nos exige darle prioridad al hogar porque, si estamos demasiado ocupados persiguiendo el éxito para comprarlo “todo”, no dispondremos del espacio para dar lo mejor de nosotros a nuestra familia. 

 
La vida en el mundo consumista, que nos anima a trabajar cada vez más para llegar a una posición económica más alta en la sociedad, nos lleva a olvidarnos que lo importante, en última instancia, no es qué tan lejos lleguemos en nuestra profesión... sino lo que tengamos que sacrificar parar lograrlo. ¿Será que habremos perdido el rumbo y por dedicarnos a trabajar tanto no tenemos tiempo para participar en la vida familiar? ¿Será que invertimos cada vez más esfuerzos en ganar plata para darles más cosas y oportunidades a los hijos que por eso no podemos dedicarles todo el tiempo que precisan? ¿Será que olvidamos que lo más importante en la vida no es ocupar un primer lugar en la sociedad sino en el corazón de nuestros seres más queridos?
 
Se ha dicho que “la búsqueda del éxito ha arruinado el corazón de muchos padres” porque los niños han tenido todo menos lo que más precisan: la dicha de sentirse profundamente amados y valorados por nosotros. Es así como podemos aportar al mundo mucho más riqueza que la que nos dan nuestros logros profesionales: unos hijos llenos de entusiasmo por la vida y de amor por sus semejantes, gracias a que eso fue lo que cultivamos en nuestro hogar.
 
 

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