La relación equilibrada

Por Lenín E. Salmon
20 de Mayo de 2018

En toda relación de pareja es inevitable que ocasionalmente sus miembros tengan diferentes puntos de vista sobre un determinado tema, o discrepancias sobre decisiones que haya que tomar, u observaciones sobre el manejo de la relación en sí. Todo esto es normal y obedece a que, si bien es cierto que la relación comenzó con un alto nivel de motivación, sentimientos y expectativas (justamente por esto es que empezó), no siempre el tiempo premia estas ilusiones, y es necesario realizar ajustes, a veces de gran magnitud, para mantener el rumbo original pese a los grandes desafíos que la relación deba enfrentar. Analizar las diferencias en el tratamiento de un tema es útil para que cada uno entienda mejor a su contraparte (¿Por qué piensa así? ¿Qué haría yo en su lugar? ¿Son realistas mis expectativas?). El propósito debe ser mantener la discusión en terreno seguro, constructivo, evitando llevarla al plano emocional, donde se pierde la objetividad.

El paso del tiempo casi nunca favorece a ambos por igual en aspectos tales como madurez emocional, salud física o mental, o influencias del medio familiar y social. Cuando un miembro de la pareja note en su compañero un cambio de actitud o comportamiento que pueda entorpecer la relación, lo aconsejable es, a la brevedad posible y en un ambiente de total armonía (jamás en un entorno de hostilidad), analizar el tema con una disposición prudente, elástica y tolerante. La finalidad no debe ser subrayar en el otro una conducta culpable y ofensiva que debe ser corregida inmediatamente por ser percibida como injusta o perjudicial, sino más bien, juntos, respetuosa y objetivamente, revisar las posibles causas y ambos disponerse a eliminarlas o atenuarlas, cada cual desde su posición y estando dispuestos a perdonar y perdonarse. El propósito de la discusión no debe ser “ganarla” y que el otro la “pierda” (es un mal precedente, el matrimonio no debe convertirse en una competencia de fuerzas), sino encontrarle una solución al problema que la causó.

Es que en el matrimonio todo lo que suceda les atañe a los dos y debe ser compartido, enfrentado y resuelto por los dos, de la manera más clara, sincera y sin misterios. Cuando una pareja actúa así, siempre podrá despejar el camino hacia adelante, no importa lo que haya sucedido en el pasado. (O)

salmonlenin@yahoo.com

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