Firmeza y comprensión

Por Carlos Muñoz Gallardo
09 de Abril de 2017

El estilo de liderazgo basado en la fuerza muestra ser cada vez menos eficaz, especialmente en un entorno donde las nuevas generaciones cuestionan el modelo tradicional de autoridad, valorando más la escucha y apertura en sus jefes.

Pareciera que la firmeza está siempre asociada con la dureza o el autoritarismo, así como la comprensión con cierta blandura o condescendencia. En realidad, la firmeza y la comprensión se necesitan una de la otra.

Es distorsionante querer ejercer el liderazgo en base a una fuerza desproporcionada que agrede la realidad del trabajador. Un estilo agresivo envenena el ambiente de trabajo, generando resentimiento o miedo en los colaboradores. A veces se justifican reacciones prepotentes, creyendo que es la única manera que “me tomen en serio” o “no se aprovechen de mí”. Un autor cristiano reflexiona acerca de la verdadera fortaleza interior necesaria para un auténtico liderazgo: “La fuerza segura de sí misma no tiene que mostrarse brutal: esa fuerza, intransigente y serena, que acaba por triunfar sobre todas las violencias, es el dominio de sí mismo”. (Georges Chevrot).

Por otro lado, es insuficiente mostrar una comprensión benévola en la que se busca simplemente generar un ambiente agradable o complacer al otro, pero sin generar un compromiso, educación en el carácter o tenacidad necesaria para las labores. La falta de firmeza puede llevar a un ambiente de complicidad y negligencia en los equipos de trabajo. Un líder complaciente que simplemente busca agradar a los demás estará incapacitado para tomar decisiones en épocas difíciles o que sean contra corriente.

Se necesita un estilo que integre la comprensión y firmeza, mediante el cual el líder sea capaz de entender las necesidades del trabajador y ayudarlo a su desarrollo personal sin obviar las exigencias de dicho itinerario. La firmeza, cuando va unida a la comprensión y se nutre de ella, predispone positivamente al otro quien puede percibir incluso en las correcciones un deseo auténtico de ayuda y preocupación por el trabajador. La violencia engendra violencia, mientras que la comprensión y bondad junto con la firmeza construyen la confianza y generan compromisos duraderos entre los miembros de la organización. (O)

carlosmunoz@humane.edu.ec

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