¿Existe un buen divorcio?

Por Lenín E. Salmon
01 de Abril de 2012

Existe un buen naufragio? En ambos casos hay víctimas, algunas de ellas traumatizadas para el resto de sus vidas.  Nadie empieza un viaje (o un matrimonio) pensando en una  tragedia, sin embargo, las estadísticas sobre el matrimonio son crueles, ya que cerca de la mitad no logra su sueño de felicidad eterna.  A diferencia de un naufragio real, sin embargo, las condiciones que pueden llevar  a una pareja hacia un divorcio sí se pueden advertir con la suficiente anticipación como para tomar las medidas apropiadas y así atenuar sus consecuencias, sobre todo, para los involucrados más vulnerables. Con este interés en mente, convendría tomar en cuenta algunas recomendaciones.
La primera, y más importante, es que el divorcio no debe ser una decisión emocional, sino tomada luego de mucha reflexión (las emociones suben y bajan, un divorcio “es para siempre”).  Tampoco se debe ver a  la expareja como enemigo(a) o único culpable.  El divorcio es un fracaso de ambos; el  admitirlo les hará menos pesada la carga emocional.  Es cierto que todo divorcio causa dolor y resentimiento, pero permanecer con rencor prolonga la situación que justamente motivó la crisis.  

Un error mortal es involucrar a los hijos para intentar retener, o castigar, a la otra persona.  En el primer caso ellos terminan sintiéndose responsables del desenlace; en el segundo terminan sufriendo mucho dolor al ser convertidos en el campo de batalla (oír hablar mal del padre o madre, ser correo de posturas o exigencias irreales, o ser obligados a “tomar lados”).  Estas torturas emocionales dejan cicatrices imborrables en los niños.

Si un matrimonio debe llegar a su fin, los protagonistas, una vez aceptada la penosa realidad, deben hacer el gran esfuerzo de mirar hacia adelante y sentir que la vida les está dando otra oportunidad para reestructurar sus realidades, con toda seguridad viviendo mejor que durante la crisis. Esta experiencia los debe hacer más sabios y más capaces, mejor preparados para explorar la vida desde un ángulo más personal y con más control sobre el camino que decidan recorrer.   Y jamás pensar que les espera la soledad:  no hay peor sensación de soledad que cuando se vive con la persona equivocada.

lsalmon@gye.satnet.net

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