Entusiasmarlos a servir es animarlos a vivir

Por Ángela Marulanda
18 de Septiembre de 2011

Uno de los elementos básicos para vivir con entusiasmo, hacer cosas provechosas y luchar por un futuro mejor es sentirnos útiles y productivos como personas. Por eso, todos los seres humanos necesitamos saber que tenemos una misión que cumplir en la vida, y esto es especialmente importante durante la adolescencia. 

A diferencia de los niños, los adolescentes ya no consideran que su vida es responsabilidad de sus padres sino que están conscientes de que son personas, una identidad distinta y un destino propio.  A la vez, como los jóvenes no tienen los compromisos personales que sí tienen los adultos y que los atan a la vida, como son un empleo por el cual responder, una empresa que sacar adelante, una familia que mantener, o unos hijos que criar, es fácil que se sientan perdidos y desalentados porque no saben qué quieren ni para dónde van.

Sin embargo, la solución no es buscarles nuevos juegos electrónicos para entretenerlos, deportes para inscribirlos, clases para mantenerlos ocupados o fiestas para divertirlos, sino canalizar sus energías a aportar sus capacidades a muchas obras a las que pueden contribuir mejor que nadie. Como en la adolescencia se desarrolla la capacidad de reflexionar y pensar en abstracto, los jóvenes están más aptos que nunca a compromisos idealistas, y por eso es el momento perfecto para alimentar su voluntad de servicio.

Recordemos que, aunque no lo parezca, los adolescentes tienen mucho para dar y requieren, más que nunca, saber que su contribución es importante para su comunidad, su gente y  la humanidad en general.  Al apoyarlos en el proceso de descubrir sus talentos y darles oportunidad para ofrecerlos, los estamos ayudando a sentirse satisfechos consigo mismos y a realizar que tienen una misión que los hace responsables por algo más que sí mismos. En última instancia, cuando cultivamos en nuestros hijos esa inclinación natural de los seres humanos a servir a sus semejantes estamos alimentando su buen corazón y, por ende, enriqueciendo las posibilidades de que sean personas realizadas y felices.

angela@angelamarulanda.com

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