El Asperger y la conducta criminal

Por Lenín E. Salmon
06 de Enero de 2013

Mucho se está hablando en los últimos tiempos sobre los crímenes en masa cometidos por jóvenes perturbados, a propósito de los aterradores momentos que sufrieron el mes pasado los niños de una escuela en una pequeña ciudad de los Estados Unidos. Se ha insinuado que el hechor de este lamentable suceso sufría del trastorno neurobiológico denominado síndrome de Asperger (SA), puesto en evidencia por el investigador austriaco Hans Asperger en 1944. Las características principales que muestran los niños así diagnosticados incluyen limitaciones en la comunicación social (falta de reciprocidad social o emocional), conductas rígidas, repetitivas, estereotipadas; inhabilidad para interpretar las reacciones, gestos o sentimientos de sus interlocutores, dificultad para anticipar o reconocer las consecuencias de sus actos. Es de anotar, sin embargo, que estas conductas no necesariamente están presentes en todos los casos.

De los desórdenes que conforman el espectro autista, el SA representa a las personas de más alto funcionamiento, incluyendo un desarrollo intelectual similar al de la población en general, con frecuencia superior. Durante su etapa educativa el niño con SA enfrenta muchos desafíos, ya no solamente en el aspecto social, sino debido a su dificultad para entender lo abstracto y hacer generalizaciones. En su edad adulta un gran porcentaje de ellos puede tener una vida relativamente normal, incluyendo matrimonio y trabajo, pero casi siempre con alguna limitación. Se dice, sin poder confirmarse, que muchos personajes de la historia, desde Sócrates hasta Bill Gates y desde Newton a Einstein, han sufrido de este desorden.

No existen muchos estudios orientados a establecer una relación directa entre personas con SA y conductas antisociales o criminales, y los limitados resultados conocidos no clasifican a estas personas en una categoría especial, es decir, no se las considera diferentes a la población en general. Lo que probablemente sucede es que un evento trágico de la magnitud del arriba mencionado es objeto de investigaciones muy minuciosas, cuyos resultados tienden a ser generalizados, prestándose a conclusiones apresuradas. En otras palabras, la persona con SA puede llegar a presentar una conducta reñida con la ley, pero no como consecuencia directa de dicha afectación.

lsalmon@gye.satnet.net

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