Un sitio dinámico: Sabor sin pretensiones

Por Epicuro
02 de Febrero de 2014

Especialidades de la Marisquería y Cangrejal Siete Mares.“Para todo el sector norte de la ciudad Siete Mares ofrece servicio a domicilio y distribuye una copia de toda su minuta con fotografías a colores de los platos más solicitados”.

El dueño de este local que lleva apenas tres meses tiene ideas muy claras, se ha puesto una meta precisa. “Aquí hay bastante lugares caros para gente adinerada, pero muchas veces aquellos sitios tienen una vida corta o cambian de nombres. Yo quiero tener un restaurante que se vuelva tradición, que perdure, así como ocurrió con las famosas carretillas, aquel sitio democrático junto al río donde iba la gente a saborear aplanchados y platos nacionales”.

Jonathan Ajoy sabe que el éxito depende de la atención personalizada y está siempre presente, atiende con esmero, es extrovertido adicto a la conversación, no pretende ofrecer la tremenda cantidad de platos que propone El Gran Chef, opción algo azarosa, sino dar a su clientela las más apreciadas opciones. Muchos hogares tienen un presupuesto algo ajustado y cada cual examina de muy cerca la carta para ver hasta dónde puede gastar.

Siete mares no es un sitio lujoso ni pretende ofrecer comida gourmet. Es un sitio popular, propone platos tradicionales. Probé su parihuela ($ 12,90), sus insólitas humitas de mariscos, su cazuela de pescado ($ 6,95), su guatita de mariscos ($ 7,95), encontré el sabor de la comida casera con cierto toque de rusticidad que no me disgustó.

No hay manteles finos, pero el movimiento indica que Jonathan con toda probabilidad alcanzará la meta que se ha trazado. Hay un nutrido público que desea encontrar encebollados ($ 3), cangrejos criollos ($ 3,20 c/u), fritada ($ 5,95), catorce tipos de cebiche (entre $6 y $ 11), sopa marinera, causas limeñas, tiraditos, chaulafán, chupe de pescado ($ 8,90). Dieciocho tipos de piqueo incluyendo una “orgía de mariscos”, sudado de pescado ($ 9,90).

Sitio conveniente para ir con la familia, los niños reciben en la carta una atención especial con hamburguesa, deditos de pollo o de pescado ($ 3,95) todo llegando con excelentes papas fritas. Hay una buena variedad de arroces con pescado, conchas, cangrejo, camarones, pollo y atún; siendo un plato completo les costará $ 9,90.

La famosa leche de tigre con su picor característico guarda un gran atractivo. Pueden acompañar su comida con una cerveza ligera que les servirán en un vaso refrigerado, pero les recomiendo la chicha morada ($ 2,50). Para todo el sector norte de la ciudad Siete Mares ofrece servicio a domicilio y distribuye una copia de toda su minuta con fotografías a colores de los platos más solicitados. Junto al restaurante se ha adecuado un bar amplio el que puede eventualmente recibir a la clientela que probablemente acudirá masivamente los fines de semana. No hay mayor problema para el estacionamiento.

Tengo muy clara la propuesta de Jonathan y es adecuada para el tipo de público al que pretende interesar. Creo que debería, sin embargo, modificar o ampliar su carta de postres. Los dos que pude probar no me convencieron: el suspiro limeño por ser demasiado empalagoso y el flan porque podría ser mucho más clásico como lo es el de coco rallado de sabor absolutamente definido. Lo dulce es agradable, pero lo empalagoso deja de serlo. No probé el arroz con leche luego no puedo opinar.

Siete Mares se halla en Las Monjas 402 en el local que anteriormente era el bar Liverpool. La tendencia gastronómica oscila entre lo peruano (causas limeñas, tiraditos, leche de tigre, parihuela, aguadito de pollo o de mariscos) y lo nacional. Sigo pensando que La Alameda de Chabuca lleva cierto liderazgo por su apego sin concesiones a las recetas clásicas y Marrecife por la misma razón cuando se trata de comida típica.

epicuro44@gmail.com

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