En el último domingo de este mes juliano que nos ha puesto en una onda cívica muy tradicional, leo la columna de Carlos Muñoz Gallardo (pág. 10) sobre la eficacia de las reuniones laborales donde hay reglas que debemos recordar siempre. Esto  quizás no parece exactamente un enfoque ligado a feriados patrióticos y a manifestaciones celebratorias, pero sí nos mueve las neuronas sociales y la importancia de poder estar juntos a pesar de la diversidad de posiciones que uno pueda mantener –y defender– sobre cualquier  tema.  “Un estilo abierto y transparente de liderazgo permite a los asistentes expresar con libertad sus opiniones”,  destaca Muñoz. Es una saludable reflexión que forma parte de la vida diaria de cualquier sociedad y si algo debemos festejar en este mes de guayaquileñismo es poder conservar esos valores ancestrales que no debemos olvidar jamás.