El cantante pop guayaquileño Daniel Betancourth tiene mucho de que alegrarse en estos días. El espectáculo multimedia que sorprendió a los quiteños hace unos meses está a punto de convulsionar el auditorio de mil personas del Teatro Sánchez Aguilar, lo que parece revitalizar la vida de este artista treintañero que se ha mantenido durante algunos años en los índices de popularidad, en el difícil y complejo ambiente de la música popular del país.

“Dicen que Guayaquil es jodido, pero yo tengo una deuda enorme con mi ciudad”, dice Daniel, en un reportaje en el que desvela la permanente pasión de su vocación.

Es la misma y juvenil perseverancia que también habitó por décadas en el corazón de la gran artista guayaquileña de nuestra portada: Ana von Buchwald. Esta titiritera de 82 años nos presenta su inmensa bodega –¿o museo?– de títeres, que cobrarán vida para nuevas generaciones de niños hoy en el teatro Sarao y  el próximo domingo en la sala Experimental del Teatro Centro de Arte. Creativa autodidacta, Ana es una visionaria que plasmó sus sueños con un vigor inusitado, construyéndolos con sus propias manos. “Esto lo tengo que inventar a mi manera”, asegura.