En un domingo tan congestionado de emotividad familiar y deportiva (muchas veces no hay línea divisoria), nuestra portada celebra la memoria de Cyrano Tama Paz (1900-1980), un guayaquileño de formidable trascendencia para nuestros días, especialmente en la recordación de su imagen junto a las fotos actuales de su hijo Manuel y la de su nieto, fotógrafos.

Esta dinastía se junta en la exposición de los trabajos que se desvelarán el martes en la Casa de la Cultura. Pero el corazón que vibra allí es más que nada el de Cyrano, un ferviente humanista que dejó algo de su autobiografía en el diario de un estudiante guayaquileño, bello librito ilustrado por el propio Tama con las estampas de cada año de su vida en Europa y América, en medio de grandes momentos del siglo pasado. “Toda vida humana posee su encanto y misterio”, dice Cyrano en el prólogo, con el espíritu de aquellos grandes renacentistas de siglos atrás.