A veces los sentidos de un fotógrafo son como los de las aves. Hace diez años el fotógrafo Carlos Julio González estaba preparando un libro sobre Guayaquil y tomaba fotos en la Plaza del Centenario.

El clic se daba en la columna, las estatuas y algunos árboles. “Cuando de repente escucho el cantar de los pájaros” dice. “Allí me di cuenta de que vivimos rodeados de una gran vida silvestre dentro de la ciudad”. Esa sesión fue el comienzo de Guayaquil, sus parques y vida silvestre, espectacular celebración fotográfica de una bellísima faceta de la naturaleza, en medio del agresivo desarrollo urbanístico actual.

Y desde la Dirección de Turismo y Promoción Cívica del Municipio junto a la Fundación Malecón 2000, Gloria Gallardo lidera una novedosa estrategia de aviturismo en las riberas del estero Salado, el inicio de una creativa alternativa de recorridos supervisados que se extenderán a otros rincones.