Dentro de las festividades quiteñas para el 6 de diciembre, hay una que destacamos por ser sustancial en el panorama cultural del país. Se trata de los 125 años de la inauguración del Teatro Nacional Sucre, cuya conmemoración acaba de celebrarse con la publicación de un set de tres libros que profundizan –tanto en su enfoque editorial como gráfico– las diversas etapas vividas en la historia de las expresiones artísticas que se dieron en el escenario, incluyendo su costosa restauración hace más de una década.

A la cabeza de la Fundación que regenta el teatro y que aglutina a casi 300 personas en otras salas, teatros y actividades, está Chía Patiño, artista multifacética de experiencia y creatividad con una visión pluralista de la vida cultural, faceta básica en la gestión que le ha tocado realizar y que la periodista Alexandra Ávila releva en una entrevista a Chía está muy consciente de su reto profesional y si bien la Fundación del Teatro Nacional Sucre (FTNS) se debe al apoyo del Municipio de Quito y lo que esto implica en los controles administrativos, ella se mueve con rapidez e independencia: “Trato de que la Fundación sea lo menos burocrática posible, porque la burocracia no es para los artistas”, dice.