Y los cinéfilos, ¿adónde van? Esta pregunta motivó una discusión con Jorge Martillo, asiduo colaborador de La Revista, sobre los vacíos de la programación cinematográfica en el país, especialmente cuando las salas de antaño han sido eliminadas de las áreas citadinas o se han convertido en cines de pornografía, como le sucede al legendario Teatro Presidente actualmente.

Estas glorias del pasado, donde otras generaciones descubrían obras del cine mundial, han dado paso a las salas múltiples de los malls, sepultando todo lo que no signifique recaudación inmediata en epopeyas apocalípticas, historias de cómics reciclados o héroes animados en 3D. Jorge nos hace vivir en su reportaje lo que fue una marquesina cinematográfica mucho más variada y pluralista que la actual.