¿Qué convierte a un fotógrafo en verdadero artista? El simple flasheo de una cámara para capturar una realidad inmediata en el preciso instante de un acontecimiento, es sinónimo de sagacidad y profesionalismo periodístico, además de una demostración de ese olfato natural para estar en el lugar y en el momento precisos cuando ‘las papas queman’.

Y muchas veces esto sucede a riesgo de la propia vida. O cuando la verdadera faceta en el gesto de una persona es capturada en un segundo mágico.

En nuestro reportaje sobre el fotógrafo francés Pierre Gonnord no hay nada de eso.  Viajero incansable, acaba de publicar en España un libro de sus fotografías que lleva su nombre, en conversación con el escritor Juan Bonilla. Son retratos de personas de todas las edades y razas, especialmente de personas marginadas cuyos rostros tienen un halo peculiar, extremadamente íntimo. “Busco la belleza de la fuerza moral”, dice, “no la belleza estereotipada, sino la belleza del tiempo, lo esencial”.