Separando y conquistando la basura

15 de Febrero de 2015
  • Nate Morris es propietario de Rubicon Global.
  • Esta empresa estudia los desechos de sus clientes.
David Zax | The New York Times

Lo que para unos significa ‘desperdicio’, para otros son fuente de mucho dinero: los desechos. Una firma estadounidense aprovecha lo que otros botan.

Nate Morris estacionó su Toyota Prius rentado en un espacio afuera de Bavarian Waste Services, una compañía de manejo de desechos en la localidad rural de Walton, Kentucky (EE.UU.). Al descender del auto, inhaló el olor pútrido que se desprendía del relleno sanitario de Bavarian. “¿Huele eso?”, dijo con una sonrisa. “Huele a oportunidad”.

En un elegante saco deportivo azul marino, estaba demasiado atildado para una visita al depósito de basura. Pero Morris, de 33 años, se mueve entre dos mundos. Su compañía, Rubicon Global, actúa como un centro que conecta a empresas con camiones de basura y a las recicladoras que manejan sus desechos. Morris podría estar visitando un relleno sanitario en la mañana, pero podría tener una cita con un ejecutivo de una empresa de la lista Fortune 500 posteriormente en el día. Incluso podría tener una reunión con un amigo, el senador estadounidense Rand Paul, un republicano de Kentucky, para quien Morris funge también como importante recaudador de fondos.

Los dueños de Bavarian saludan a Morris como si fuera un dignatario de visita. En los años transcurridos desde la fundación de Rubicon, en el 2008, ha conseguido el control de los contratos de manejo de desechos de importantes corporaciones, incluidas varias en Fortune 500. Supermercados, cadenas de abarrotes y hospitales usan a Rubicon. Under Armour, la compañía de ropa, es su cliente, así como 7-Eleven. A través de una combinación de big data y subastas en línea de contratos de transportación, Rubicon dice que reduce las cuentas de manejo de desechos de los clientes entre 20 y 30 por ciento. Y, agrega Morris, ayuda al medioambiente en el proceso.

Consultor de desechos

Para comprender lo que hace Rubicon, ayuda a entender un poco la industria de la basura. En todo Estados Unidos, millones de compañías están creando basura, incluidos desechos alimentarios, cartón, plásticos y varios materiales más. Estas compañías contratan a empresas de manejo de desechos para que recojan la basura y la transporten a un relleno sanitario. Dos grandes compañías nacionales, Waste Management y Republic Services, dominan el mercado, siendo dueñas de flotas de camiones y cientos de rellenos sanitarios. Miles de transportadores de basura regionales más pequeños llenan los huecos.

Rubicon, con sede en Atlanta, no está en el negocio del transporte de basura. Rubicon no posee un solo camión o depósito de basura. Más bien las compañías contratan a Rubicon como una especie de consultor de desechos.

Rubicon también estudia los desechos de sus clientes en busca de novedosas oportunidades de reciclaje y conecta a las empresas con recicladores que ven el valor oculto en la basura. Para una cadena de pizzas nacional, Rubicon determinó que gran parte de su masa sobrante podía ser procesada como etanol. Para un supermercado regional, Rubicon descubrió que 400.000 uniformes viejos de la compañía podían ser despedazados y revendidos como relleno para camas de mascotas. Los contenedores sellados que transportan mariscos para una empresa fueron reutilizados para transportar semen de toro.

Así que, más allá de ahorrarles dinero a sus clientes, Rubicon puede empujarlos hacia la responsabilidad ambiental al desviar los desechos de los rellenos sanitarios para convertirlos en productos reciclados.

Oler oportunidades

Las posibilidades para ganar dinero son enormes, según algunas estimaciones. Un reporte de As You Sow, un grupo que promueve el reciclaje, calculó que solo en el 2010, en la categoría específica de materiales de empaque, se perdieron materiales con valor de $ 11.400 millones en los rellenos sanitarios. Según un informe publicado por Waste Business Journal en el 2012, la industria de la basura en general tenía un valor de $ 55.000 millones. Cifras como estas explican cómo donde otros arrugan la nariz, Morris huele oportunidades.

Morris se deleita con las historias emprendedoras como la del coronel Harland Sanders, quien construyó su imperio KFC a partir de un modesto restaurante a orillas de la carretera.

Impacto ambiental positivo

Mientras estudiaba en la Escuela Woodrow Wilson de Asuntos Públicos e Internacionales en Princeton, se acercó a un viejo amigo, Marc Spiegel, para explorar ideas de negocios. Era poco después del desplome del mercado en el 2008, y Morris temía que sus perspectivas de empleo fueran limitadas. Spiegel, cuya familia había estado transportando basura por generaciones, procedió a dar a Morris una educación en la industria de los desechos. Aprendió que la compañía de transporte más grande, como Waste Management, también era dueña de rellenos sanitarios; de hecho, cosechaba muchas de sus utilidades de las tarifas que cobraba por el uso de estos depósitos de basura.

Expansión

Morris usó sus tarjetas de crédito personales para reunir para un sitio web y pagar los trámites legales básicos, luego contactó a otro amigo de Kentucky: Hank Dudgeon, un exitoso agente inmobiliario en Washington, que es ahora el director de Desarrollo de Negocios de Rubicon. Dudgeon usó sus conexiones para presentar a Morris con el director ejecutivo de la importante cadena de pizzas nacional mencionada antes (a la cual Morris declinó nombrar a petición de la compañía).

“Dije algo como: ‘Quiero su contrato de basura’”, recordó Morris, y el intrigado ejecutivo de la cadena de pizzas respondió: “Nadie me ha pedido eso antes”.

Morris explicó al ejecutivo las diversas maneras en que pensaba que Rubicon podía reducir la factura de manejo de desechos de la compañía, y salió con el contrato.

Una inversión crucial vino de John Ashcroft, quien era procurador general de Bush. La inversión abrió las puertas para hacer negocios con un importante minorista, y eso, a su vez, atrajo la atención de un hombre al que Morris llama “el Michael Jordan de la basura”: Perry Moss, quien estaba trabajando para un intermediario de la basura llamado Oakleaf Waste Management.

La industria de la basura ha tenido desde hace tiempo intermediarios que trabajan para reducir los costos de transporte para los clientes. Pero cuando Oakleaf entró en la escena a mediados de los años 90, modernizó este segmento de la industria, introduciendo un sistema de facturación en línea y guiando a los clientes hacia el reciclaje. Oakleaf se volvió tan explosivo que captó la atención de Waste Management, que lo compró en el 2011. Pero Moss, cuya pasión era el reciclaje, sintió que sus valores no se alineaban con una compañía que invertía tan fuertemente en los rellenos sanitarios como Waste Management. Así que se unió a Rubicon como presidente en mayo de ese año.

La contratación de Moss puso a Rubicon en el camino de atender a clientes en los 50 estados de Estados Unidos, así como Canadá y Puerto Rico. Además de grandes marcas como 7-Eleven, compañías menos conocidas con enorme impacto han contratado a la compañía.

Un cliente es Martin-Brower, que entrega 520 millones de cajas de productos a 18.000 restaurantes anualmente y es un importante distribuidor de McDonald’s. Steve Kinney, vicepresidente de Martin-Brower, dijo que la experiencia de Rubicon le había ayudado a deshacerse más eficientemente de desechos orgánicos, cartón y otros.

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