Los 55 años de una agencia visionaria

28 de Enero de 2018
Moisés Pinchevsky

Norlop J. Walter Thompson cumple un nuevo aniversario generando campañas publicitarias inolvidables.

Todo ecuatoriano mayor de 35 años recuerda a Blanquita (Deja), el niño capitán (Banco del Pacífico), el hombre de Buchanan’s o a los tiernos niños que cantaban “Bimbo bombirín, Bimbo bimbirín, Bimbo bimbirín”.

La agencia Norlop dejó en la mente del público esas campañas en sus 55 años de trabajar en la publicidad, siendo una de las pioneras de este negocio en el país. Paco Solá Tanca, presidente ejecutivo de la empresa, comenta sobre el actual momento histórico de esta industria. “Estamos en medio de una transformación hacia el mundo digital. Hacia allá nos dirigimos y eso implica un gran reto para el equipo de Norlop, y también para los clientes”.

Eso significa que toda campaña debe incluir estrategias para los consumidores de medios digitales, ya sea redes sociales o plataformas como YouTube.

Paco Solá Tanca ingresó a Norlop en 1990, recién graduado de Publicidad. Empezó como asistente de cuentas, por lo cual estaba a cargo de la relación con los clientes a su cargo. “Algo que me marcó fue la relación con Marcel Laniado (presidente del Banco del Pacífico). Cuando nos atendía personalmente era como llegar a las puertas del cielo (por su importancia como ejecutivo). Pero era un tipo muy chévere, con quien teníamos reuniones de lo más distendidas, porque él era muy abierto y sencillo”.

Ceci Solá Tanca, gerenta de la oficina de Guayaquil, ingresó en 1995, primero como asistente de varios departamentos, para luego asentarse en el área de cuentas. En esos tiempos, por ejemplo, “tenías que llevar un aviso a las 18:00 para presentarle a Johnny Czarninski (Mi Comisariato); poco antes te veías pegando imágenes sobre la cartulina y casi tenías que pintar con lápices de colores porque entonces no había la tecnología que existe hoy”.

Actualmente, Ceci lidera a sus equipos de creativos y cuentas para definir las campañas de los clientes de la agencia, las cuales se realizan con avanzada tecnología digital. Sin embargo, hay algo que no cambia: mantener una buena relación con los clientes. “Yo no he perdido la costumbre de visitar a los clientes; me gusta estar en el día a día con ellos. Lo mismo hace Paco”, comenta ella.

Ambos hermanos coinciden también en que el negocio de la publicidad requiere mentes despiertas y observadoras. “Tienes que salir a la calle, tienes que ser curioso, tienes que estar pendiente de lo que hace el mundo, en redes sociales o por otro medio”, dice Ceci, especialmente en el proceso de identificar insumos para crear las campañas. En ese aspecto, Paco señala un consejo valiosísimo que les dio su padre, Paco Solá Medina, presidente del directorio de Norlop: siempre debes leer el periódico. “Es un hábito que debe tener todo buen publicista. Es la primera fuente a consultar”.

También en Quito

Francisco Villamarín es el gerente de Norlop JWT en la oficina de Quito. “El cliente de la Sierra es más analítico, se toma más tiempo para analizar qué hace, por qué lo hace y cómo lo hace; mientras que en la Costa los procesos de compra son más impulsivos”, explica, “además, hay que tomar en cuenta temas como música, lenguaje, vestimenta y tipo de personaje para las campañas”, lo cual provoca que sea una ventaja que Norlop haya decidido abrir la oficina de Quito a los pocos meses de inaugurar la sede en Guayaquil.

Villamarín, quien lleva 25 años de trabajo en Norlop, considera que lo más emocionante de la publicidad es observar el trabajo terminado en una valla publicitaria, el periódico, la radio o transmitido por la televisión, “y saber que la gente habla de eso, que canta un jingle o que recuerda algún personaje”.

Ceci Solá Tanca también pondera ese momento, pero siente una especial satisfacción cuando trabajan en una campaña nueva, ya que deben prepararse en temas que quizás desconozcan al inicio. Villamarín recuerda que fueron una de las dos agencias que lanzaron las campañas de telefonía celular (1994). “Debías promover un producto que hasta entonces no existía”.

Paco considera que el momento más emocionante del trabajo es cuando presentan una campaña. “Comprobar que todo el equipo está sintonizado. Si hiciste bien tu tarea, no deberían rechazarte la propuesta. Así que escuchar la felicitación del cliente sigue siendo la mejor recompensa”.

La respuesta del público también los impresiona. Paco recuerda que asistieron al primer sorteo del Pozo Millonario. “Era gratuito. La gente solo debía presentar un boleto, un lápiz y una moneda. La cola era interminable en el parqueadero del Teatro Centro de Arte”, indica sobre esa campaña que crearon completamente. “Fue algo muy emocionante”, agrega, y no solo para él, porque una buena estrategia publicitaria genera algo parecido a la magia, que afecta a las masas.

Y, para la agencia Norlop y su equipo, eso es algo que nunca puede olvidarse.

INICIOS DE UNA GRAN EMPRESA

Con la idea de crear una agencia de publicidad, Presley Norton y Alberto López unieron capitales para hacerse socios e iniciar una compañía que llevaría el nombre de Organizaciones Norlop (apócope de Norton y López), el 2 de enero de 1963 en Guayaquil.

Iniciaron sus labores junto a un grupo de jóvenes ejecutivos entusiastas y emprendedores: Peter Mussfeldt, director de Arte; Francisco Solá Medina, Xavier Vallarino y Carlos Peña como ejecutivos de Cuentas, y Eduardo Holmes Lozano, jefe de Medios. Desde 1966, Francisco Solá Medina está al frente de Norlop Thompson y en el año 1969, junto a Peter Mussfeldt, compraron la totalidad de las acciones. A partir de los años 70, Norlop ya era la primera agencia ecuatoriana en cuanto a participación de mercado.

Peter Mussfeldt se mantuvo como socio hasta 1980, cuando se retiró para formar su propio negocio de diseño e imagen corporativa. Desde entonces, Francisco Solá Medina es socio mayoritario de Norlop Thompson & Asociados.

En 1982, la compañía se asoció a J. Walter Thompson, una de las agencias más grandes del mundo, miembros a su vez del conglomerado de publicidad denominado WPP.

Hoy, Francisco Solá Medina es presidente del directorio, por lo cual participa en las grandes decisiones, pero no realiza una función ejecutiva diaria.

¿Cómo fueron sus inicios dentro de la agencia?

Asustado, no sabía lo que era la publicidad, pero poco a poco fuimos aprendiendo y probando junto con los demás compañeros que estaban aquí. El éxito de Norlop ha sido rodearse de la mejor gente posible: buscamos talentos, que tengan chispa creativa y que sea muy trabajadora. Nuestra fórmula desde los inicios ha sido trabajar duro, buscar las mejores ideas y conocer el mercado.

¿Qué es lo más atractivo del mundo de la publicidad?

Nada es más atractivo que ver a un cliente triunfar con campañas de nuestra agencia.

¿Cómo se siente de que sus hijos tengan esa vocación?

Como pavo real. Ellos escogieron estudiar comunicaciones, se especializaron en esta área y llevan muchos años trabajando en Norlop, no son novatos. Paco entró a la agencia hace 27 años y Ceci hace 22. Siempre se han inclinado hacia la publicidad, caso contrario no estarían aquí, estarían trabajando en la profesión que hubieran elegido.

 

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