El arte de la persistencia

20 de Diciembre de 2015
  • Fernando Mieles durante la filmación de Persistencia, junto con Allan Jeffs y los pingüinos de la Antártida.
  • Fernando Mieles, cineasta.
Jorge Martillo Monserrate (Fotos cortesía)

Después de Prometeo deportado, el cineasta guayaquileño Fernando Mieles presenta Persistencia.

En Guayaquil, el hielo arde más. Pienso durante los 46 minutos de Persistencia cuya acción se da en la Antártida. Un artista plástico –Allan Jeffs- realiza su instalación en esa inmensidad blanca y helada, coloca estructuras fabricadas con fibra de vidrio cubiertas por mantos tejidos de paja toquilla. La banda sonora es el ulular del viento. Las figuras parecen penitentes postrados ante la Antártida.

Ex+Sistencia es una instalación que ningún amante al arte visitó, ni un crítico de arte comentó. Una sinrazón que el cineasta Fernando Mieles atrapa como cazador de mariposas o peces de colores que desaparecen cuando despierta pero que los filma para que ese sueño mágico siga vivo.

La tarde es calurosa en Guayaquil donde hace 45 años nació Mieles quien antes de estudiar cine en Cuba, intentó estudiar medicina como su padre. Luego literatura. Hizo teatro en diversos grupos. Escribió relatos en talleres literarios.

Cuando viajó a Quito tras una beca para estudiar teatro en la URSS, en la Casa de la Cultura, una persona le informó que en la cinemateca iban a realizar una prueba entre doscientos postulantes para seleccionar a dos becarios para que estudiaran en la EICTV -Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños en Cuba-. Mieles fue uno de esos dos seleccionados. “Ese día cambió toda mi vida –recuerda-. Siempre me pregunto qué hubiera pasado si no hubiera ido a Quito a buscar la otra beca y si no hubiera aparecido, como un ángel, esa persona”.

Mieles cree en el azar y la sincronía. Pero el cine ya lo había marcado en su infancia. Jamás olvidará cuando de la mano de su madre entró por primera vez a un cine. “Recuerdo la entrada a esa sala como una iniciación. Estaba todo oscuro, levanto la cabeza y me encuentro con imágenes gigantescas en blanco y negro que casi se salían de la pantalla”. Las películas eran: El gato con botas y La Bella y la Bestia (1945) de Jean Cocteau. Estudiando cine en Cuba, se volvería a topar con la primera película que había visto en su vida.

Persistencia, poema audiovisual de hielo, nieve y viento

Mieles ha realizado: Aquí soy José (2004, documental), historia de un hombre que regresa tras su infancia; Descartes (2009, documental), búsqueda de unos documentales de un cineasta popular que ya no ejerce; Prometeo deportado (2010, ficción), viaje frustrado que transcurre en la sala de un aeropuerto; y la actual Persistencia (2015).

Indago por su búsqueda cinematográfica. Fuma un habano, reflexiona y contesta: “No lo sé. Por eso hago. O tal vez si lo sé. Por eso busco. Tal vez en el fondo no quiera terminar con el misterio porque hay que respetarlo sino pierde su tensión. Creo que una película no se hace, se la desgarra de una realidad que es cualquier cosa vivida pero que contenga tensión y vida”.

Mieles se siente cómodo contando historias en documentales y en cine de ficción.

Explica que Persistencia no es un registro de una intervención artística, es una película de observación con su propio punto de vista y planteamiento. Interroga sobre por qué siempre se hace películas a partir de una novela o de una pieza de teatro, por qué no hacerlo a pretexto de puntos de partida más abstractos, teóricos o sensoriales.

Persistencia empezó por azar. Se encontraron con Allan Jeffs quien le contó que iba a hacer una instalación en la Antártida. “Después de Prometeo deportado me sentía vacío y le dije: yo quiero ir, quiero hacer una película utilizándote a ti y tu acción para hablar del aparente sinsentido de las acciones humanas. Ahí empezó a hacerse realidad”.

El viaje a la Antártida fue en el 2012. “Allá todo es diferente, casi abstracto –refiere-. Te enfrentas a un paisaje blanco, inmenso. Te sientes mínimo, casi absurdo con una cámara intentando hacer una película frente a una fauna que no necesita pretender ni hacer, que solo es”.

Persistencia es una película sensorial para que el espectador tenga la sensación de estar allá. Grabó escenas con una cámara fotográfica D7 y al mismo tiempo atrapaba sonidos. Un día el viento era tan fuerte que lo levanto por los aires con la cámara y el trípode, los expedicionarios tuvieron que sujetarlo para siguiera grabando.

La etapa postproducción fue muy difícil porque Persistencia está estructurada sobre la contemplación. “Ese era el reto, que la película funcione de esa forma y funciona de maravillas”, declara satisfecho. En el montaje trabajó Enrique Río, el cubano que editó Descartes, y en partitura sonora Arsenio Cadena quien hizo música con el sonido ambiente.

El preestreno fue en el Festival de Cine La Orquídea de Cuenca en noviembre. “La sala estaba llena. A lo largo de la proyección, no se levantó ni se fue nadie. Ni siquiera se movían –evoca-. E el foro, casi todos dijeron que por qué era tan corta, que querían ver más, que se habían quedado con ganas. Creo que es el mejor comentario y premio para quien hace películas”. Es cuando Fernando Mieles lanza una bocanada como para espantar a la noche. (I)

  Deja tu comentario