Arte en las calles

18 de Junio de 2017
Texto y fotos: Jorge Martillo Monserrate

Un recorrido por la historia del artista Hans San Andrés y por sus esculturas porteñas.

Su arte está en las calles de Guayaquil. Sus creaciones artísticas más populares no habitan salas hogareñas ni se exhiben en galerías, ellas viven en nuestras aceras y parques.

Usted, yo y muchos más nos hemos tomado fotos con las esculturas del gran poeta Medardo Ángel Silva, también con otros personajes tan nuestros y populares como El Canillita, El Betunero, El Lotero, Los Niños Bañistas y El Nadador. Todas esas esculturas que viven bajo el sol y la luna fueron realizadas por el artista plástico Hans San Andrés Tábara.

Antes de visitar a esos personajes, conversamos en el taller de este guayaquileño de 43 años, quien recuerda que desde muy pequeño, en el patio de la casa de su abuelita, entre jugando y traveseando empezó a dibujar. “Mi mamá cuando me veía, decía: mi hijo de grande va a ser cantante de ópera, cura o pintor”, evoca y comenta que lo mismo hace actualmente su hijo Hans de sus doce años.

Su taller está habitado por maquetas de las esculturas que ha realizado, bustos de personajes de nuestra historia como el desaparecido presidente Jaime Roldós Aguilera, una réplica de su estatua de Manuela Sáenz, apodada La Libertadora del Libertador, entre otras.

Con cierta nostalgia cuenta que estudió en el colegio de Bellas Artes, donde se graduó como diseñador gráfico pero especializado en escultura, siendo sus profesores preferidos los escultores Abdón Calderón y Beatriz Molina. No olvida que en los meses de vacaciones acompañaba al maestro Calderón a trabajar monumentos.

Se especializó en escultura, pero actualmente, además, se expresa a través de la pintura, vitrales y todo tipo de obra relacionada con las artes plásticas.

Siendo estudiante empezó a realizar esculturas porque al colegio de Bellas Artes llegaban personas a encargar bustos y esculturas. A sus 25 años, gracias a un amigo que tenía contactos en la Armada, hizo bustos de un sinnúmero de héroes y personajes relacionados con dicha institución. Además esculturas para la Gobernación, el Municipio, Junta de Beneficencia, diversas instituciones públicas y privadas. Así fue formándose el artista de hoy.

Esculturas porteñas

Ese sábado emprendemos un tour por sus esculturas públicas, vamos entre caminando y a bordo de su Suzuki Forza que hace catorce años él empezó a transformar en una obra de arte sobre ruedas. Dicho vehículo está tomado por vitrales, arte chatarra y pequeños bustos.

Seis esculturas de personajes populares de San Andrés están en calles y parques de Guayaquil.

Le comento que El Betunero causó cierta polémica por ser un niño que trabaja en las calles. “Fue una polémica un poco absurda, porque se hacen esculturas de personas que tal vez no se lo merezcan –reflexiona junto a su lustrabotas- mi betunero es un niño trabajador y muchas personas que trabajaron desde niños hoy son grandes empresarios”.

En su tiempo, dicha polémica despertó la curiosidad de la gente que acudía a conocer la escultura. La propuesta de El Betunero y también la de Medardo Ángel Silva es que la gente interactúe con dichas esculturas. Que el público simule hacerse lustrar los zapatos del betunero, que se siente al lado de Medardo Ángel Silva y lea su poema El alma en los labios que la escultura sostiene entre sus manos y que la gente se fotografíe con dichos personajes.

“La idea es que la escultura no esté arriba de un pedestal”, manifiesta y recuerda que el día que se inauguró El Betunero, él le pidió al alcalde Jaime Nebot: Siéntese, tómese una foto. “Porque tomarse una foto con esas esculturas es interactuar con la cultura, con nuestros personajes”.

Actualmente seis esculturas de San Andrés están en nuestras calles y parques, también es autor de una escultura de José Joaquín de Olmedo que próximamente formará parte de La Ruta de los Libertadores que el Municipio está preparando.

Explica que el Municipio posee un listado de personajes históricos y populares, dicha institución designa al escultor que debe ejecutar dicha obra. Es cuando el escultor designado empieza a investigar sobre el personaje –a través de imágenes, biografías, historias, etc.– para después empezar a crear.

Ese mediodía cuando Hans San Andrés puso a rodar a su llamativo Suzuki Forza fuimos tras sus esculturas que viven en las calles y parques de Guayaquil.

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