Poeta del modernismo

Por Clara Medina
21 de Febrero de 2016

Rubén Darío, poeta nicaragüense creador de la corriente del modernismo.En una entrevista que mantuve en 2005 con el escritor nicaragüense Sergio Ramírez, quien vino de visita a Guayaquil, él decía que Nicaragua es el único país de América Latina donde su prócer no es de a caballo, sino un héroe civil. “Es muy singular que la identidad de un país venga de un poeta. Ese es un rasgo particular de Nicaragua, del cual me siento muy compensado”, comentaba Ramírez. Con estas palabras evocaba a Rubén Darío, su compatriota, a quien él llama el héroe civil nicaragüense, un poeta que se convirtió en la figura cimera del modernismo, movimiento literario que Latinoamérica legó al mundo. Ramírez lo homenajea también con su novela Margarita, está linda la mar, ganadora de la primera edición del Premio Alfaguara, cuyo título es un verso de uno de los poemas más conocidos de Rubén Darío: A Margarita Debayle.

Me vienen a la memoria las palabras de Ramírez ahora que se conmemoran los cien años del fallecimiento de Rubén Darío (murió el 6 de febrero de 1916. Nació el 18 de enero de 1867), poeta que con sus versos no solo consiguió lectores y admiradores, sino que se erigió en una influencia de los escritores de su época. En Ecuador el modernismo tuvo egregios cultores.

Por estos días, se ha recordado a Darío en su natal Nicaragua y en otros países del mundo. Se han destacado sus diversas facetas: la de poeta, la de cronista, la de narrador, la de diplomático. El historiador guayaquileño Juan Castro y Velázquez se lamentaba, hace poco, de que en Ecuador no haya sido así. Ni las instituciones culturales, ni los medios de comunicación se han hecho eco de la conmemoración.

En Guayaquil, una de las pocas iniciativas para evocar al poeta vino de la Comisión de Cultura del Club de la Unión, en cuyas instalaciones Castro y Velázquez ofreció, en la semana que termina, una charla sobre Rubén Darío, en la que destacó su vinculación con Ecuador. Dijo que estuvo de paso por Guayaquil en 1886, cuando iba rumbo a Chile. Mostró también el poema que el bardo nicaragüense escribió y dedicó en París, en 1902, a la joven ecuatoriana Rosita Sotomayor y Luna, quien era la novia de uno de sus amigos.

La de Castro y Velázquez fue una charla amena, matizada con diapositivas y videos. Como cierre invitó al joven músico ecuatoriano Arturo Sevilla Quintana, quien hizo escuchar la obertura de la obra musical que está componiendo y que estrenará en marzo próximo en Venezuela. La composición se titula Margarita Debayle y está inspirada en el poema de Darío.

Fue una noche para recordar con palabras y con música a este grande de las letras latinoamericanas. “Margarita, está linda la mar,/ y el viento/ lleva esencia sutil de azahar; /yo siento/ en el alma una alondra cantar; / tu acento./ Margarita, te voy a contar/ un cuento”.

Sergio Ramírez por estos días ha declarado que Nicaragua está en deuda con Darío. Opina que su obra debe difundirse más (siempre se vuelve sobre los mismos poemas). Que a lo largo del año haya más actividades que recuerden a esta figura de la poesía en español. (O)

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