La madre en un libro

Por Clara Medina
22 de Julio de 2018

La madre de la escritora Karyna Arteaga llevaba un diario. Ese diario y más apuntes sirvieron a la autora guayaquileña para, luego de la muerte de su madre –acaecida el 27 de julio de 2015– y como un homenaje a esta, escribir un libro, que se titula La luna azul de julio. Se presentará este martes. Es una obra que se nutre de la realidad, pero que tiene un gran porcentaje de ficción. Por lo tanto, no es una biografía. Tampoco una biografía novelada. Es un texto ficcional, inspirado en una mujer que para Arteaga fue esencial en su vida: su madre, Nancy García. Así, desde la escritura, desde el plano de la ficción, ahonda en los afectos, en los desafectos, en los dolores, en la vida. Y construye esta novela breve.

El volumen, de 137 páginas, tiene varias voces narrativas. La principal es Emily, la hija mayor de Nancy Ruth –así se llama la madre en esta novela–, quien desde el dolor de perder a su progenitora intenta reconstruirla, armar el rompecabezas de su vida, para entenderla, para dejarla partir. Para estar en paz. Emily, la narradora, está situada en el presente y poco a poco se adentra en el pasado. Pronto se ubica en septiembre de 1944, cuando nace Nancy Ruth en una hacienda de Chone. Compara el ayer y el hoy. Evoca su infancia.

Luego, ya no es Emily la que narra, sino la propia Nancy Ruth. La historia avanza a través de los años y los lectores van entendiendo la vida de esta mujer que por estudios se traslada a Quito y luego a Guayaquil, donde se radica definitivamente. Es rebelde, cuestionadora, lectora de marxismo, comunismo y feminismo, se casa joven y de su matrimonio accidentado nacen tres hijas (Emily, Charlotte y Anne, nombres que son un claro homenaje a mujeres escritoras), a las que ama profundamente, pero es consciente de que con la llegada de estas va perdiendo su propia vida. Empieza a vivir más para los otros que para sí misma. Y abandona sus sueños.

La obra está armada de manera fragmentada, con recursos literarios como cartas, retazos de diarios, letras de canciones y citas bíblicas, pues Nancy Ruth se educa en un colegio católico, luego se aleja de la religión y en la madurez vuelve a acercarse a esta. Su cantante preferido es Raphael. El artista español merodea por las páginas de la novela.

La luna azul de julio habla de la pérdida, de la ausencia, de la muerte, de los sueños rotos y proyectos postergados. Emily, la hija, intenta, sin embargo, tener una mirada ecuánime y analítica. Y haciendo un balance de su madre dice: “Pienso que te faltó determinación para tener más alegrías que penas; debiste vivir más para ti con algún objetivo que te guiara hacia el estado de felicidad”.

Es esta una obra de mujeres: Emily, las hermanas, la madre, la abuela Carmen, la tía Leopoldina. Los hombres (Cornelio, el padre de Nancy Ruth; y Tony, el esposo) aparecen como una referencia. (O)

claramedina5@gmail.com / @claramedinar

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