De cómo nos hicimos modernos

Por Hernán Pérez Loose
16 de Septiembre de 2012

Los caminos que llevaron a la modernidad no cesan de invitar al estudio y reflexión. Stephen Greenblatt (1943), profesor de Humanidades en la Universidad de Harvard, cree que esa puerta fue abierta gracias al redescubrimiento del libro del filósofo latino Tito Lucrecio Caro De rerum natura (La naturaleza de las cosas, editorial Gredos, Madrid).

Se trata de un largo poema escrito un siglo antes de Cristo en el que el autor expone una visión muy particular sobre el origen del mundo y el lugar de nosotros en él. De cómo este pequeño libro, que permaneció relativamente ignorado por siglos, pudo convertirse en una de las claves del pensamiento moderno es el argumento de la fascinante obra de Greenblatt, The Swerve (2011, Norton) que, bajo el título de El giro, acaba de ser traducida al español por la editorial Crítica de Barcelona. El libro recibió el premio Pulitzer.

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El giro narra, con un estilo de suspenso detectivesco, las peripecias que ocurrieron para encontrar y salvar un ejemplar del poema de Lucrecio. Corría el año 1417 –una época en la que adquirir y coleccionar obras de la antigüedad podía llevar a cometer hasta crímenes– cuando el conocido humanista florentino Poggio Bracciolini (1380-1459) viajó al sur de Alemania en búsqueda de alguna de esas obras.

Y es en un monasterio donde descubre la única copia del poema de Lucrecio. Bracciolini era todo un personaje. Fue un infatigable cazador de manuscritos antiguos que se ganaba la vida en este menester luego de que el Papa para el que sirvió fue destituido. Él se encargó de reproducir el poema de Lucrecio y de hacerlo circular en Italia.

La historia es fascinante y si Greenblatt hubiese quedado en ella, habría sido suficiente. Pero El giro va más allá. Es también una crítica interesante al poema, y un análisis de su impacto y enorme influencia en el pensamiento modernista desde Montaigne hasta Freud. Ya la simple lectura del poema da algunas pistas.

Inspirado en la filosofía epicúrea, Lucrecio, en esencia, escribe una suerte de meditación terapéutica sobre el temor a morir. En ella nos manda a dominar nuestros miedos y aceptar el hecho de que nosotros y todas las cosas que existen en el mundo –uno formado por átomos que azarosamente van y vienen– son transitorias, por lo que más nos vale aceptar sus bellezas. “La muerte no es nada para nosotros”. Vivir angustiados por ella hace que la vida se nos escurra sin vivirla.

Aunque el estudio de los clásicos prácticamente ha desaparecido, no podemos dejar de recomendar la lectura del poema de Lucrecio como primer plato antes de leer la obra de Greenblatt.

hernanperezloose@gmail.com

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