El Día de los Hermanos
La familia Cabezas-Klaere celebra hoy 25 años de hermandad. Una fecha que debe tomarse como ejemplo para festejar.
Hace 25 años en la familia Cabezas-Klaere sucedía algo muy especial. Era una reunión familiar en la que los hermanos Luis, Carlos, Fanny, Diego, Santiago, Ana y Felipe decidían la fecha en que iban a celebrar su Día de los Hermanos, lo que se convirtió en una tradición.
La idea surgió de su padre, el abogado Luis Cabezas Parrales, luego de que en mayo de 1989 diario El Comercio publicó un artículo titulado ‘El Día de los Hermanos’, escrito por Nelson Estupiñán Bass. Un extracto del texto dice: “Acabamos de celebrar el Día de la Madre y el Día del Padre, con esta oportunidad, estimo conveniente sugerir otra celebración: la del Día de los Hermanos. Los hermanos son la rama de ese robusto árbol que es, o debe ser, la familia. La hermandad es la consubstanciación de realidades y sueños, la mutua presencia de los unos en los otros. La conjugación de ideales que llevan, en muchas ocasiones, al señalamiento de recíprocas metas...”.
“A raíz de este artículo, mi papá nos reunió en su cuarto y nos leyó a los siete hermanos, es decir, sus hijos, el artículo y nos preguntó qué opinábamos. Nos pareció una idea fantástica. Así que decidimos que celebraríamos el Día de los Hermanos”, recuerda Carlos.
Como el Día de la Madre es el segundo domingo de mayo y el del Padre es el tercer domingo de junio, finalmente, recuerda, resolvieron que sería el primer domingo de julio, y bajo las siguientes premisas: la fecha es para reunirse, darse un abrazo y pasar el día felices y juntos; además, es inamovible, por lo que ninguno podrá programar viajes en ese día (salvo que fueran todos) y no habría regalos materiales.
Hasta hace diez años la celebración de los hermanos Cabezas-Klaere era en casa de su papá, pero en los últimos años se han turnado las casas. Una vez fue en Salinas y un par de veces en una pequeña finca familiar que tienen en Nobol. De esta fecha, comenta Carlos, han hecho partícipes a amigos cercanos, algunos incluso han sido invitados a la reunión para que lo implementen en su familia.
“Pensamos que sería bueno compartir esta idea con el resto del mundo; que es útil no solo recordar la importancia de una buena relación intrafamiliar, sino recalcar a los padres que deben fomentar la unión y la amistad entre hermanos”.
El mundo católico celebra el Día del Hermano el 5 de septiembre, fecha en la que recuerda el fallecimiento de la Madre Teresa de Calcuta, quien durante más de 45 años atendió a pobres, enfermos, huérfanos y moribundos, y nos dejó un mensaje de amor, servicio y de hermandad.
Amor filial
Los hermanos Cabezas-Klaere coinciden en haber escuchado a su papá que vio en la familia de su abuelo, donde también hubo siete hermanos, un amor filial entre ellos. Eran muy unidos, generosos y serviciales entre sí; siempre iban a misa con sus padres; compartían preocupaciones y buscaban soluciones en conjunto. Por ello trataban de vivir cerca entre ellos e incluso muchas veces hasta se compraban los mismos carros.
Nuestros padres siempre han sido buenos católicos y nos enseñaron a amar a Dios y al prójimo, comenta Carlos. “Mi papá nos decía: El prójimo (más próximo) está en casa; tienes que amar a tu hermano; quién crees que te va a dar la mano cuando lo necesites; quién crees que te va a dar los consejos sinceros; quién crees que te va a consolar en los momentos de pesar”.
Por eso, refiere Fanny, ella propicia en sus hermanos la unión familiar y el ir a misa juntos, no solo en el Día de los Hermanos.
Incluso, Luis comenta que como hermano mayor trata en todo momento de dar buenos ejemplos. Sobre todo les enfatiza que cuenten sus problemas personales y hasta profesionales, porque entre todos pueden ayudarse.
Es que su papá les enseñó el valor de la amistad. “Creo que ningún amigo jamás se podrá quejar de nosotros como amigos. Mucha gente dice que la familia no la escoges, pero que a tus amigos sí y que tu mejor amigo es el hermano que eliges, pero muchas veces puede ser que tu ‘mejor amigo’ esté en tu misma casa, que sea uno de tus hermanos”, asegura Carlos.
Desde pequeños, agrega, nos decía que la unión hace la fuerza y que ningún dedo de la mano tiene mucha fuerza, pero que los dedos unidos hecho puño pueden ser muy fuertes; que debíamos ser unidos, un equipo, complementarnos.
Lo importante, dice don Luis, es que la celebración del Día de los Hermanos Cabezas-Klaere sirva de ejemplo para reafirmar el cariño fraternal, para enmendar las actitudes si están equivocadas y para recordar que la hermandad debe hacerse presente siempre.
Para reforzar la unión entre los hermanos y la familia siempre los invito a comer a mi casa o fuera de esta y todos vienen. También trato de resaltar las virtudes de mis hermanos y ponerlas de ejemplo para que al que le haga falta se preocupe por tenerlas”, Luis, 39 años.
La hermandad antes que nada es ser verdaderos amigos, apoyarse, perdonarse y servir al otro durante todo el año. Con ayuda de la tecnología mantenemos siempre abierto un chat familiar para estar cerca de mis hermanos y comentar sobre las novedades”, Carlos, 37 años.
Siempre trato de que las personas más allegadas a mí inculquen en sus hogares la celebración del Día del Hermano e incluso les he compartido por correo electrónico lo que hacemos los Cabezas-Klaere, algunos se han interesado y dicen querer implementarlo”, Fanny, 36 años.
Siempre nos reunimos con mis hermanos para jugar fútbol y les inculco a mis sobrinos la igualdad y hermandad, por eso entre todos en la familia nos decimos ñaños. Es una costumbre que desde pequeño me la enseñaron mi papá y mi abuelo”, Diego, 34 años.
A mis hermanos trato de ayudarlos en todo y nunca les digo que no cuando me piden un favor, ya sea personal, laboral o económico, pues mi respuesta es viable. Siempre veo la solución; y si el problema es de dinero, trato de ayudarlos por mi cuenta o acudo a los demás”, Santiago, 32 años.
Yo aporto a la unidad familiar a través del deporte, ya que juego fútbol con mis cinco hermanos. Esto nos mantiene más unidos y es nuestra distracción familiar. La edad entre nosotros nunca ha sido impedimento para estar juntos en todo momento”, Ana, 32 años.
Yo intento bastante buscar espacios para que mis hermanos se reúnan, los invito a comer parrillada en mi casa los domingos y a jugar fútbol. El lugar se convierte en escuela, en patio de juegos de los niños, es todo un acontecimiento, nada aburrido”, Felipe, 29 años.