Desde su corazón

16 de Octubre de 2011
Texto: Diana León Álvarez, fotos: Víctor Serrano

 

 Doña Clara Bruno de Piana cumplirá 98 años el próximo 17 de noviembre.   “Desde hace muchos años yo me levanto a las 7 de la mañana, tomo desayuno, me siento en este puesto y me pongo a escribir de lo que en ese momento tengo en mi mente”, recuerda  Clara Bruno de Piana, quien este mes de noviembre cumplirá 98 años. 
 
Si bien sus piernas y sus oídos ya no tienen la vitalidad de antes por el paso del tiempo, su mente, sus recuerdos y su habilidad para escribir permanecen intactas. 
 
Como inspiración le bastan sus sentimientos y sus experiencias de vida.  
 
Todavía estamos vivos es el último libro de su autoría que recopila pensamientos y reflexiones animadoras para la gente mayor. 
 
“Yo he escrito bastantísimo, pero únicamente para mí y nunca pensé que eso podría servir para otras personas”, expresa, con la sinceridad y espontaneidad que la caracteriza.
 
Sería la historiadora guayaquileña Jenny Estrada quien al leer los escritos de doña Clara consideraría que debían publicarse. “Yo mandaba siempre una copia de mis escritos a mi familia y también a Jenny.  Pasó el tiempo y Jenny un día me llamó y me dijo: Clarita, estoy releyendo sus escritos y me parece que vale la pena publicar algunos.  Entonces ella me dijo que había hablado con Melvin Hoyos y con el alcalde Jaime Nebot y que él asumía todos los gastos para la publicación del libro”, explica. “Yo nunca pensé que mis escritos podrían servir. Fue una generosidad de ella”, agrega.
 
Sin embargo, para doña Clara, el verdadero valor del libro está en el poder inspirar, a través de sus palabras, a todos quienes lo leen.  
 
“Me siento emocionada porque nunca pensé que mis escritos pudieran tener importancia. Por ejemplo, el otro día vino una persona con una señorita y ella me dijo: Clarita, esta chica tiene una abuela, a la que nunca visitaba ni llamaba, pero desde que leyó su libro, la llama, la visita y ha entablado una buena amistad con ella”, relata doña Clara sin poder contener su emoción.
 
Y no es lo único que la conmueve. Hace poco tuvo entre sus brazos a su bisnieta número 40 y confiesa que en ese momento cedió a las lágrimas.  
 
“Me ha entrado nostalgia al tenerla entre mis brazos y lloré pensando en cuando también tuve a mis hijos entre mis brazos, a esos seres que ahora yo digo que están viejos. Ellos están viejos, yo no”, dice entre risas.
 
Asegura estar agradecida con la vida y con todas las bendiciones que ha recibido, entre ellas la familia que formó con el capitán italiano Francisco Piana Ratto, con quien se casó a los 25 años. 
 
“He tenido una vida muy intensa, de mucho trabajo, de muchas luchas, pero yo creo que entre los muchos logros que Dios me permitió alcanzar lo más lindo fue la formación de la familia. Tuve una familia muy bonita, mi esposo fue un hombre muy comprensivo, a pesar de que éramos dos personas totalmente opuestas, porque yo un cascabel, gritona, alegre y mi marido un hombre muy preparado, pero tranquilo y sereno, pero fuimos muy felices 29 años”, recuerda.
 
Por eso le preocupa la situación de muchos matrimonios jóvenes. “Ahora se casan con la idea de que si no me va bien, me divorcio; en cambio, en mi tiempo no. Sabíamos que nos casábamos y era algo eterno. Así nos gustara o no nos gustara y nos amábamos y formábamos verdaderos hogares”.
 
La familia es precisamente uno de los temas que aborda en su libro, junto con otras reflexiones acerca de la falta de amor, la indiferencia, el perdón y los sueños. 
 
“Yo no digo que el tiempo anterior haya sido mejor que el de ahora, pero yo sí encuentro ahora, que no hay amor. Ahora  la gente trabaja porque tiene que hacerlo, pero no le pone ese amor, esa alegría, ese entusiasmo que debería por que yo pienso que el trabajo es el mayor regalo que podemos tener, mientras hay trabajo hay seguridad. Entonces ¿por qué no defendemos esa seguridad con amor?”, enfatiza.
 
 
Doña Clara disfruta del ruido de la ciudad, de la gente, de los carros y de pasear los domingos por los centros comerciales. Todo este movimiento se traduce en vida para ella.  “Cuando yo era joven había solamente dos calles y había un carro, ahora a donde quiera que voy hay miles de miles y no se imagina lo que eso significa para mí, ¡me encanta! Cuando salgo de Guayaquil, por ejemplo, porque me encanta ver la naturaleza, los sembríos, la ropa tendida al sol, me encanta. Y en la carretera ver los camiones, es lindo porque yo digo: esto es riqueza, es trabajo. No me molesta el ruido, al contrario, lo gozo ¡porque es vida!”.
 
El libro Todavía estamos vivos es una publicación del programa Editorial de la Muy Ilustre Municipalidad de Guayaquil. Sin embargo, lo que se recopile de su venta será a beneficio de Munera, una entidad de servicio social sin fines de lucro fundada hace más de 30 años por el cardenal Pablo Muñoz Vega. Desde esa fecha esta fundación ha entregado 500 becas de estudio a niños entre los más necesitados de barrios suburbanos.  
 
Doña Clara tiene claros sus objetivos. “No tengo ambiciones de escritora, solamente escribo lo que hay en mi corazón”. 

El Libro

El libro está a la venta  en la Fundación Munera, cdla. Kennedy Norte, av. José Alavedra Tama, número 300 y Juan Rolando Coello. Edificio Empagram (planta baja) y Tinta Cafe en Plaza Lagos Town Center, ubicado en la vía a Samborondón. $ 15 (A beneficio de Munera). 
 

 

“Debemos tratar de superar las diferencias físicas y la incomprensión. No permitir que nos dobleguen alejándonos de todo; ser siempre positivos sabernos valiosos y darnos generosos dentro de las limitaciones que sufrimos por la edad, pero siempre útiles”.
 

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