Felicitan a columnistas
Me encantó leer este artículo (columna de Carlos Muñoz, ‘El valor de la compasión’, julio 29). En mi vida laboral me ha tocado vivir experiencias con jefes que practicaban este valor y otros que definitivamente ni lo conocían. Me queda la gratitud para los primeros; en cierta ocasión que literalmente moría con un dolor físico, un compañero de trabajo de nivel superior al mío me dijo: “Retírese a su casa, tómese algún analgésico y vuelva cuando esté aliviada”.
Lógicamente, ante situaciones así otra cualidad que debe primar en un líder es la capacidad de conocer a su personal, como bien lo dice su autor no se trata de solapar mediocridad sino entender la situación. Ahora que me toca estar al frente de un grupo humano trato de que el valor de la compasión esté presente siempre en mis labores. Valioso artículo.
Rosalba Muñoz Coello
Para muchos, la compasión o mostrarse humano en el mundo laboral puede ser una señal de debilidad, pero en realidad le otorga un valor agregado a ese líder y le gana empatía y respeto por parte de sus colaboradores. No todo se trata de exigir o demandar producción, sino también de brindar un ambiente laboral donde todos se sientan importantes y parte del funcionamiento de la organización. Buena reflexión dominical.
Marina A.
Ángela Marulanda, increíble como cada domingo (‘Carta a un niño’, julio 22).
Marietta Mora
Son palabras que solo se llegan a comprender cuando aquellos niños cuyas voces refleja la columna hemos crecido y, sobre todo, madurado. Y también nos sirven como ejemplo para criar a nuestros propios niños. La cantidad de información y personalidades supuestamente especializadas a las que estamos expuestos pueden distraernos del eje principal de ser padres y eso es criar personas de bien para su comunidad, para sus amigos y que a su vez se sientan felices en sí mismos. La permisividad y el justificar los errores de sus hijos, culpando a otros, es algo muy común en la actualidad y es apropiado que alguien recuerde que papá y mamá no debemos ser encubridores, sino ayudarlos a aprender de sus errores.
Gabriel
Estoy siguiendo la columna de Savro Zonn, así como seguía la anterior (Epicuro). El nombre es ingenioso y la propuesta, si cabe el término, más ‘pop’ que su predecesor, siento que es un estilo que promete. Discúlpenos de antemano porque a algunos lectores nos será difícil desligarnos de la columna gastronómica dominical con Epicuro. Siento que ha sido honrado con este espacio y estoy seguro de que no es casualidad. Éxitos.
Eduardo