Villa Malaparte: “Una casa como yo”

17 de Julio de 2016
  • Las ‘escaleras al cielo’ hacia la terraza de la Villa Malaparte fueron la imagen de los carteles y la portada del libro del programa del festival del Cannes, tomando una escena de El desprecio.
  • Los dormitorios principales de la casa poseen cuartos de baño de mármol con estilo pompeyano. La bañera de del dormitorio principal del escritor está siempre lista. Estos espacios y la biblioteca siguen intactos.
  • Bridgitte Bardot y Michel Piccoli en la película francesa El desprecio (Le mépri). La escalinata y el patio sobre el techo aparecen en varias escenas de la historia, haciendo que la casa también sea una protagonista.
  • El acceso a la villa Malaparte es posible desde el mar, únicamente con calma, ya que las rocas afloran, lo cual es peligroso para los barcos. Una escalera de 99 peldaños conduce al nivel de la casa. El otro camino, por tierra, atraviesa la isla y solamente se lo puede recorrer a pie.
  • Sobre la terraza de la casa, hay una especie de solario con un muro blanco y decreciente que funciona como rompevientos y, al mismo tiempo, ofrece sombra para protegerse del sol.
  • Brigitte se asoleó a sus anchas en el patio-terraza de la villa para la película El desprecio (Le mépris), junto con Michel Piccoli. Jean-Luc Godard dirigió el filme en 1963.
  • Desde el interior del último piso, la tercera planta, se divisan las rocas que acompañan a la playa de Capri. Este espacio era el departamento de Curzio Malaparte, con dos cuartos principales.
  • La habitación de Curzio Malaparte, la más grande de la villa, aún mantiene el mobiliario interior. Por su ostentoso tamaño, la mayoría de los muebles no han podido ser removidos por las puertas.
  • Los dormitorios principales de la casa poseen cuartos de baño de mármol con estilo pompeyano que permanecen intactos al paso del tiempo.
  • En el piso intermedio se encuentran los dormitorios de invitados con una estufa de leña de estilo tirolés.

Esta vivienda captura la atención no solo por su arquitectura, sino por su huella en Capri y la personalidad de su dueño, Curzio Malaparte, periodista, escritor, corresponsal de guerra y diplomático italiano.

¿Cómo decirle al mundo que no quiere que toquen la puerta de su casa, que quiere regocijarse en su soledad sin la mínima perturbación? Bueno, levante una casa-búnker en un barranco en el área más inaccesible en el mapa y el mensaje será obvio.

Una idea similar inspiró a Curzio Malaparte cuando encargó la construcción de su vivienda en los años 30 al arquitecto Adalberto Libera en Punta Massullo, isla de Capri, Italia. Quería un lugar para la escritura solitaria y la contemplación y que refleje su carácter. Como él decía: “una casa austera y melancólica... en un acantilado solitario sobre el mar. La imagen de mi anhelo”.

La villa, un monumento a su personalidad, ciertamente se aísla de la población. Solo se puede llegar a ella a pie por un sendero tortuoso o en barco y luego ascendiendo por una escalera rocosa, a 32 metros sobre el mar.

Exterior enigmático

La villa Malaparte sigue el diseño de un paralelepípedo rojo, como un ladrillo, solamente con la diferencia de que uno de sus seis lados ostenta una escalera en forma de pirámide invertida, sin barandas ni muros que contaminen la geometría de la obra o protejan contra el vértigo.

Los escalones tipo gradas conducen a un patio sobre el techo plano, un solarium con el suelo que se extiende en el horizonte y un muro blanco en forma de curva decreciente que funciona como rompevientos y parasol. Allí Brigitte Bardot se asoleó seductoramente varias veces en el filme El desprecio (Le mépri, título original) de 1963, dirigido por Jean-Luc Godard. La arquitectura de Malaparte es una protagonista más de la película.

Se dice que ese diseño final no fue mentalizado por Libera, sino por el propio Malaparte quien, a partir de varios desacuerdos ‘creativos’ con el arquitecto, decide terminar la construcción en 1938 con un maestro de albañilería, Adolfo Amitrano, y albañiles locales. El plano original no contemplaba la escalinata.

El exterior también refleja una sensibilidad en la elección de materiales. Fue construida con piedra de la zona y con losetas y ladrillos de arcilla.

Espacios interiores

El interior posee tres niveles. En la planta baja están el área de servicio, la bodega y el cuarto de lavandería. En el piso intermedio, en cambio, está la entrada a la casa, la cual se confunde con los ventanales de la fachada.

En la planta intermedia hay un hall y el espacio de la cocina y los dormitorios de invitados. La planta superior es el área totalmente de Malaparte, su departamento. Es el piso más grande al cual se accede por una escalera interna. Está rodeado de cuatro ventanas desde donde se contemplan los acantilados de rocas.

Tras la muerte de Malaparte en 1957, la casa quedó abandonada, deteriorándose en el tiempo, hasta finales de la década del ochenta, cuando Niccolò Rositani, sobrino-nieto de Curzio, emprendió una serie de trabajos de reconstrucción y restauración.

Actualmente es un punto de visita para arquitectos y aficionados que, además de capturar excepcionales paisajes, buscan comprender la mente de Malaparte a través las paredes de su casa. Algunos eventos culturales también se celebran en ella y fue imagen de la edición 69 del festival de cine Cannes. (I)

 

El propietario

Su nombre real era Kurt Erich Suckert. Malaparte es un juego de palabras que significa ‘de mal lugar’, en italiano. Fue cercano al régimen de Mussolini, pero luego lo critica duramente a él y a Hitler, lo que ocasionó su exilio a la isla de Lipari.
 

Escalera de inspiración

En la pequeña isla Lipari, al norte de Sicilia, se encuentra la iglesia de La Annunziata, cuyo acceso es a través de una monumental escalinata. Este sería el referente directo de la casa de Capri. Se conservan fotos de Malaparte con el templo de fondo.
 

 

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