Rascacielos: pasión y polémica

¿Existe una relación paradójica entre el arquitecto Frank Lloyd Wright y el edificio más representativo de los Estados Unidos?

Sin duda, Frank Lloyd Wright (1867-1959) es uno de los arquitectos más importantes de Estados Unidos. Su legado comprende más de treinta propuestas arquitectónicas, incluidos dos rascacielos: la torre de investigación del laboratorio Johnson & Son (en Racine, Wisconsin, en 1950) y la Price Tower de Barstlesville (en Oklahoma, en 1956). En sus obras también se destaca el diseño del edificio del museo Guggenheim, en Nueva York.

Wright también proyectó la que pudiera haber sido una de los torres más altas jamás construida: la Mile-High Tower de Illinois, un estrechísimo edificio de oficinas de una milla de altura (1.600 metros), con 528 plantas y capacidad para albergar a 100.000 empleados.

No obstante, pese a sus bosquejos, el arquitecto afrontaba el dilema moral de ver un aumento apresurado de construcciones babélicas en las metrópolis, creadas por el crecimiento de la industria y la emigración de los siglos XIX y XX. La contraparte a esta realidad, a los ojos de Wright, era su proyecto utópico Broadacre City, ideado a principios de 1930. El propósito era luchar contra la masificación del modelo de ciudad estadounidense.

La idea central del proyecto, de carácter arquitectónico como sociopolítico, era la desaparición de la propiedad privada, la limitación del tráfico al perímetro de un ente medio urbano y medio rural, extendido sobre un acre (40% de una hectárea). Por cada edificio de departamentos debería haber una inmensa parcela agrícola. Al nombre del plan agregó la leyenda “Una nueva libertad para vivir en Estados Unidos”, pero que podía ser “para cualquier lugar y para ningún lugar”.

Esta teoría es el tema nuclear de una exposición que celebra el Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York al arquitecto, desde el 1 de febrero hasta el 1 de junio. La exhibición, denominada Densidad contra dispersión, presenta los archivos de Wright que el MoMA adquirió a la biblioteca Avery de bellas artes y arquitectura de la Universidad de Columbia.

Entre miles de documentos, los comisarios de arte encontraron planos, revistas y escritos en los que se refleja la paradoja de Wright.

Por ejemplo, los bocetos de edificios que nunca llegaron a construirse, con innovadoras propuestas de estudio de luz, estructura y paisaje (como el diseño de la National Life Insurance de Chicago, una auténtica colmena acristalada, casi una catedral gótica convertida en bloques de departamentos), convivieron en el tiempo con textos de estudios en los que él mismo boicoteaba el éxito moral de los edificios de altura. Muestras de ello son las publicaciones Experimentando con las vidas humanas (de 1923, en el cual condena a los rascacielos) y el proyecto Regulación de rascacielos (1926), con regulaciones sobre la altura, anchura y acceso a la luz natural de los edificios.}