Arquitectura globalizada

17 de Agosto de 2014
  • El artista italiano Bernini debía terminar la fachada del Louvre.
  • Pero Luis XIV rechazó su diseño por ser ‘muy italiano.
  • El escultural ‘Gherkin’, del inglés Norman Foster, resalta en el horizonte bajo de Londres.
  • Su otra obra, la torre Hearst en Nueva York, contrasta con rascacielos más imponentes
  • Museo de la Historia del Holocausto en Israel.
  • n complejo vaca- cional en Singapur (2), por Moshe Safdie luce teatral.

Los arquitectos estelares han puesto su firma en grandes urbes del mundo. Voces críticas se cuestionan el impacto de las tendencias globales en las edificaciones públicas.

Guayaquil, como otras ciudades, tiene un pedacito de cada parte del mundo. Rincones que parecen extraídos de Miami, esquinas con aires medievales europeos por sus castillos, templos orientales. Y así...

Esta globalización de la arquitectura podría ser buena para las ciudades y los arquitectos, ya que ambos ganan reconocimiento mundial, sostiene el escritor y arquitecto americano-canadiense Witold Rybczynski.

Sin embargo, para él, la arquitectura es el reflejo de una sociedad y de sus valores. Por eso, dice, es un problema cuando la tendencia que predomina en una ciudad es una internacional.

Pero esa aseveración es relativa y depende del ojo que la vea. El mayor desafío de la arquitectura contemporánea es ser al mismo tiempo local y global, mantener la tradición y ser de vanguardia a la vez, aclara el arquitecto Florencio Compte, decano de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Católica Santiago de Guayaquil.

Local vs. internacional

La postura de Rybczynski es fomentar el talento local, ya que los ‘talentos importados’, por muy ingeniosos, no entienden de forma íntima el sitio donde trabajan. Por ejemplo, cuando los neoyorquinos Philip Johnson y John Burgee diseñaron el edificio más alto en Minnesota, incluyeron un techo de cristal que en el invierno se fractura con fragmentos de hielo que caen de las torres adyacentes.

Asimismo, el Museo Guggenheim Bilbao, de Frank Gehry, es un espléndido edificio, pero afirma que la Sala de Conciertos Walt Disney será su gran legado, porque combina con el horizonte de Los Ángeles y en parte porque Gehry entiende de esa ciudad mejor que Bilbao (en las imágenes de este artículo se ilustran otros casos).

Siempre y cuando la edificación tenga cualidades estéticas, el elemento diferente se incorpora al paisaje urbano para llegar a ser incluso símbolo de ese lugar, explica Compte. “Cuando se hacen estos edificios monumentos, porque se convierten en monumentos, al principio no son aceptados. Cuando se hizo la torre Eiffel para la Exposición Universal, hubo un movimiento para tumbarla porque decían que era horrible. Se llegó a un acuerdo para sacarla después de 20 años. Pero luego nadie quiso tumbarla porque ya era un símbolo dentro del casco histórico de París”.

Lo mismo sucede en Guayaquil, agrega Compte. “Hablar de una arquitectura propia es complicado. Muchos edificios icónicos de la ciudad fueron construidos con esquemas compositivos traídos de afuera, como el Municipio que lo hizo un italiano y la Gobernación, un alemán; pero ahora son parte de nuestra identidad arquitectónica”.

En contraste, Rybczynski dice que lo que engendra una cultura arquitectónica vibrante no son obras maestras importadas, sino un grupo de profesionales talentosos (viejos y jóvenes, aprendices y maestros) que saben, aprenden y son estimulados el uno al otro. Es decir, talentos locales trabajando a nivel local.

“Tampoco es una garantía que el arquitecto local tenga una mejor comprensión de una arquitectura que responda a las características del medio en cuanto a lo climático y lo cultural y respete esos factores”, responde Compte.

Para lograrlo, hay que hacer estudios en el sitio, conocer los procesos internos y las condiciones del ambiente. “No es algo que alguien de afuera no pueda hacer”.

“(Pero) en algunos edificios públicos no ha habido esa comprensión clara, porque a veces vienen proyectos ideados en la sierra donde las condiciones climáticas son diferentes. Como los nuevos complejos judiciales en Guayaquil, edificios como cajas de vidrio que implican poner sistemas de aires acondicionados fuertes con alto consumo de energía, y luego a estos enormes paneles de vidrio ponerles cortinas para que no entre el sol... Cuando puede haber un diseño que logre una reducción del consumo energético, como aleros adecuados para que no entre la luz del sol directamente”.

En un mundo donde la música, las películas, el vestuario, la tecnología e incluso la cocina son cada vez más globales, la arquitectura no es una excepción.

 

Frank Ghery


La exuberante sala de conciertos Walt Disney (i) se ve como en casa en la soleada ciudad de Los Ángeles, donde se radicó este arquitecto de origen judío.

En cambio, su diseño del Museo de Guggenheim en Bilbao (d) fue tachado como un símbolo de gentrificación –cuando la población pobre de un sector es reemplazada con otra de mayor poder adquisitivo.
 

Robert A. M. Stern


El condominio 15 Central Park West (i), localizado en Manhattan, es un edificio nativo de ese barrio neoyorquino. En tanto que el 10 Rittenhouse Square (d), también de Stern, es considerado “un gran pedazo de Manhattan” en Philadelphia. Stern ha sido llamado representante del Nuevo Urbanismo y la Nueva Arquitectura Clásica, con énfasis en la continuidad de las tradiciones.
 

Fuentes: T Magazine del New York Times. Deutsche Welle, Bloomberg. Imágenes: Wikimedia.

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