Oculus: Un ojo como estación

27 de Marzo de 2016

Oculus es la nueva creación del español Santiago Calatrava, que abrió con retraso y a un altísimo costo. Es una estación del metro neoyorquino.

Se ha levantado sobre la zona cero y en el espacio donde se encontraban las Torres Gemelas en el World Trade Center (WTC). El ingeniero responsable, Santiago Calatrava, la bautizó como Oculus (ojo) y durante su inauguración –sin festejo y de forma parcial– fue cuestionada debido al presupuesto excedido y tiempo de construcción más del pactado.

Oculus conectará hasta once líneas de metro distintas con la línea de tren que enlaza a Nueva York con Nueva Jersey. Permitirá el acceso subterráneo a las principales torres del WTC y albergará un centro comercial y restaurantes. Por su costo de $ 4.000 millones es considerada la estación de metro más cara del mundo, entre otras cosas por la utilización de mármol blanco en todo el complejo.

Se estima que unos 200.000 viajeros al día y millones de visitantes de todo el mundo al año usen la estación. Inicialmente solo lo harán 50.000 personas cada día. “Pero estas predicciones parecen tan confiables como las promesas iniciales de estas autoridades de que el proyecto se construiría en 5 años y costaría $ 2.200 millones”, opinó el New York Times, que califica la obra de “desorbitado símbolo de despilfarro”.

La estación se construyó en 12 años. Y el mencionado diario neoyorquino ha opinado además, que “es la estación más fea del mundo, un mausoleo que tiró millones de dólares públicos por el agujero”.

Algunas personas en Nueva York creen que la fachada se parece al esqueleto de un reptil ya extinguido o de un enorme pájaro. La estación está junto a la torre 1 del WTC que sustituyó a las Torres Gemelas. Sin embargo, no todas las opiniones son negativas. El director de construcción del nuevo WTC, Steve Plate, dijo que “la estación representa el renacer de la zona cero tras los atentados del 2001”.

No es novedad. Como todo lo que gira alrededor del arquitecto-ingeniero español Santiago Calatrava, son numerosas las opiniones de sus defensores y opositores.

La estación está cerca del museo subterráneo dedicado al 11-S y la famosa Wall Street. Desde este rincón, la ciudad cosmopolita quiere mostrar al mundo que ha resurgido de sus cenizas. A la estación subterránea llega la gente que trabaja en la ciudad y vive en Nueva Jersey. Asimismo, quienes se trasladan en metro. Por el momento lo hacen evitando las obras, pero cuando esté listo, el espectacular vestíbulo será el lugar donde todo el mundo querrá hacerse una ‘selfie’.

Adentro de Oculus, dirigir la mirada hacia arriba deja entrever las paredes curvas de costillas de acero (de (11.500 toneladas de peso) que se levantan 50 metros como un par de inmensas conchas de almeja hacia un nervio de vidrio, que es el tragaluz del gigantesco corredor. Por supuesto, la nueva y prístina catedral del espacio público de hoy pronto será la sede de otras sucursales de Apple y John Varvatos. En unos meses se abrirán las tiendas.

Oculus será alquilado como espacio para eventos. La autoridad necesita recuperar la fortuna que gastará en pintura blanca para evitar que el lugar se vea descuidado de inmediato. (I)

 

EL RESPONSABLE

Calatrava es un escultor muy inspirado en la ingeniería estructural. Obras inspiradas en cavernas, animales y plantas. Un arquitecto supermediático, siempre rodeado de polémica, muy alejado de la solidez de un Norman Foster.
 

EN UN COMPLEJO

La estación vuelve a dar vida a la antigua estación que quedó destruida tras los atentados del fatídico 11 de septiembre del 2001. Acompaña además a todo el complejo creado a su alrededor, el World Trade Center Memorial Site.
 

 

  Deja tu comentario