Álgebra de Baldor: Historia de su autor

01 de Julio de 2012

Un libro que desde 1941 desata pasiones tuvo un autor de ‘altura’, pues Aurelio Baldor, además de haber medido 1,95, es considerado un gran profesor de matemáticas.

El Álgebra de Baldor es uno de los textos que han intervenido en el proceso educativo de varias generaciones de estudiantes latinoamericanos, por lo que es necesario conocer la interesante vida de su autor.

Algunas personas no saben ni su nombre y otras lo confunden con “el árabe” que aparece en una de sus portadas más conocidas.

Este “árabe” fue un matemático persa conocido como Al-Juarismi, el cual escribió un libro sobre cálculos hechos por el método de completar y balancear. Este enseñaba técnicas para resolver ecuaciones cuadráticas usando un método denominado “al-gabr”, de ahí el nombre Álgebra.

El padre del Álgebra de Baldor fue un cubano que dedicó casi toda su vida a la enseñanza. Su nombre: Aurelio Ángel Baldor de la Vega.

Matemático de corazón

Baldor (1906- 1978) nació en La Habana, fue hijo de Daniel Baldor y Gertrudis de la Vega y Sirvens. Su padre murió, así que su madre terminó de criarlo.

Según publicaciones sobre este autor, en sus últimos años de soltería ya tenía listas las versiones finales del Álgebra y Aritmética de Baldor para usarlas en sus clases.

Sobre la realización de este libro, Rodolfo Chang, vicerrector Académico del Centro Educativo Naciones Unidas (CENU), comenta que en gran parte Baldor lo escribió para tratar de llenar el vacío que en esa época marcaba el estudio de las matemáticas en Latinoamérica.

“No existían muchos libros en español que proporcionaran ejercicios variados y en cantidad suficiente para el estudio del Álgebra. En esa época el trabajo del profesor consistía en la recopilación de ejercicios de varios textos, muchos de ellos mal traducidos o descontextualizados. Baldor se propuso enfrentar esta carencia y convencido, como buen pedagogo, de que solo la práctica ayudaría al entendimiento global del tema tratado, puso mucho énfasis en los ejercicios para desarrollar”.

Aurelio, aunque se graduó de abogado, fue director y profesor del Colegio Academia Baldor.

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En 1940 se casa con Moraima Aranalde, con la que tuvo siete hijos. Algunos de ellos han sido contactados por medios de comunicación internacionales, como Aurelio Baldor Jr., quien comentó que la vida de su padre “se reducía a estar en casa, ir al trabajo, practicar teoremas y dedicarse a su familia” (revista Soho, Colombia). Además, lo describen como un hombre de piel tostada y de apariencia impecable. Respecto a su personalidad, aseguran que fue un ferviente católico, no muy sociable fuera del colegio, solidario y le gustaban los deportes como el boxeo y el béisbol. Era amante del café y del cigarro (padeció de un enfisema pulmonar). También admiraba a José Martí, siempre lo citaba; y lo consideraban un gran orador.

Para él, enseñar matemáticas era ejercer una labor que lo apasionaba. El cubano Eladio Oliveros, profesor de Matemáticas en la Universidad Santa María (USM), quien vive en el país desde el 97, cuenta que en su momento tuvo la oportunidad de conversar con un ingeniero cubano exalumno de Baldor y recuerda que le dijo que cualquiera que no lo conociera pudiera pensar que infundía miedo en sus alumnos, pero todo lo contrario: los abrazaba y hablaba con ternura.

Pero esta vocación solo la pudo ejercer en Cuba hasta 1960. Tras el establecimiento del gobierno de Fidel Castro, se trasladó junto con su familia –incluida la nana– a México y, finalmente, a Estados Unidos. Ya para ese entonces había vendido los derechos de sus textos a una editorial mexicana, Publicaciones Culturales.

Oliveros cuenta lo que conoce sobre la salida de Baldor de Cuba: el legendario comandante Camilo Cienfuegos fue su alumno y más tarde lo salvó de las garras de la cárcel. Aún no se conocen los motivos del odio gratuito que Fidel le tenía a este gran profesor (similar al que le tenía a Celia Cruz). Pienso que la inquebrantable fe cristiana y su proclamación católica motivaron ese odio (...). Siempre dijo que él no negaría jamás su creencia.

En Estados Unidos, después de hacer unos cuantos traslados de un estado a otro porque su nana –mujer de raza negra– sufrió discriminación racial, ocupó cargos como jefe de cátedra de Matemáticas y profesor de esa asignatura en academias. Eso sí, después de tomar cursos donde aprendió inglés, pasar por momento económicos difíciles y confiar que iba a salir adelante lejos de Cuba.

Baldor murió en Miami, según cuentan, rechazando invitaciones a la vida social del exilio cubano.

Al pasar del tiempo, varias editoriales adquirieron los derechos del Álgebra de Baldor, texto que en la actualidad se aprecia con nueva imagen y dividido en varios tomos que incluyen discos interactivos. Y es que el Álgebra de Baldor hoy en día sigue teniendo un valor histórico importante.

Rodolfo Chang concluye que es necesaria la reforma y organización de contenidos de este libro, y también rescatar el aporte valioso que, en manos de un docente debidamente preparado y motivado, aún puede obtenerse del Álgebra de Baldor como texto de consulta, por ejemplo, cuando se requiera la utilización de ejercicios específicos. (L.L.V.)

 

sobre el álgebra de Baldor en LA ACTUALIDAD

“Nosotros enseñamos conceptos matemáticos, no procedimientos matemáticos.

El libro de Baldor era un excelente libro para enseñar bajo el método que se enseñaba hace 40 años. Vi que han sacado unos nuevos cuadernos explicativos, pero básicamente el libro de Baldor es un libro de ejercicios, no de conceptos matemáticos. Es un libro de práctica…”.

Lcdo. Luis García Alvarado, vicerrector del Copol

“Ya este libro caducó (...). El Álgebra, al igual que los otros de Baldor, fueron escritos en una época donde imperaba el conductivismo (aprender determinadas conductas a través de la creación de hábitos matemáticos en la ejecución de procesos). (…) En cambio, hoy día transitamos la época del constructivismo, donde se hace necesario enseñar a pensar, a manejar las TICS (…). Lo esencial de este libro es el valor histórico que tiene”.
Eladio Oliveros

“Consideramos que hay otros textos matemáticos con los que el estudiante puede razonar. Este instituto, por ejemplo, ha editado libros de matemática básica (2006), los cuales han sido reconocidos por el Ministerio de Educación (...). Los profesores que aún enseñan con este texto, lamentablemente, no se han actualizado. Además, el Álgebra de Baldor no integra la teoría de conjuntos, la lógica, entre otras cosas. No mantiene la estructura a través de definiciones, axiomas, teoremas, corolarios”.

Ing. Pablo Álvarez Zamora y Mat. John Ramírez, Instituto de Ciencias Matemáticas de la Espol

“El principal problema en el aprendizaje del Álgebra (en general) es la manera en que se enseña. No es de extrañarse que los estudiantes no se sientan motivados cuando se enseña Álgebra favoreciendo procesos mecánicos y poco significativos. Pareciera que esta se creó solo para el salón de clases, ya que se perdió esa conexión con la vida real. Por ello, más que un cambio en el estudiante, se requiere de la capacitación del docente”.

Ing. Rodolfo Chang

 

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